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Cada vez es más común

Tienes piel sensible, ¿cómo debes cuidarla?

Cada vez son más comunes los problemas de piel y el ritmo de vida (léase estrés) y también, la contaminación de las ciudades tiene mucho que ver en este aumento. Pero no solo…

Piel escamada

Piel escamadaiStock

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Pero partamos del principio, ¿qué se considera piel sensible? Piel sensible es la que se enrojece o irrita con mucha facilidad, se trata de una piel tan seca que puede generar diferentes reacciones como pueden ser el acné, escozor, la rosácea o la dermatitis de contacto. Si a una piel, vamos a decir, “normal”, ya le afectan los factores externos, qué decir de la piel sensible. A ella le afectan sobremanera el calor extremo, la sequedad ambiental (generada por la calefacción o por el aire acondicionado en verano), el contacto con algunos productos de limpieza, el sol, el abuso de exfoliantes, determinados productos cosméticos..

Pero no todas las irritaciones y posibles problemas vienen generados por factores de fuera, también los hay internos, como una mala alimentación, los cambios hormonales, etc. aunque puede aparecer en distintas partes del cuerpo, lo más frecuente es que la sensibilidad se desarrolle en la cara, en el cuello y en el escote aunque también suele ser común en el cuero cabelludo y en las extremidades.

En definitiva, que la piel sensible puede ser un rollo, estamos de acuerdo, pero si sigues los consejos que te damos a continuación, conseguirás atenuar los problemas. Por ejemplo,

- Fuera jabones con fragancias: que sí, que olerán muy rico pero el objetivo de un jabón no es oler rico sino limpiar. La mayor parte de jabones que se comercializan contienen fragancias, que a tu piel sensible le sientan como un tiro y además, suelen ser alcalinos, con lo cual le quitan la capa ácida a tu piel, generando mayor sensibilidad (cosa que no nos interesa). Lo mejor para limpiar el cutis es que te decantes por lociones que sean hipoalergénicas y sin formaldehido. Puedes probar con el jabón de manteca de karité, para ver si te va bien. Un consejo: una vez hayas limpiado tu cara, vaporízala con agua termal.

- Los cosméticos, míralos con lupa: al igual que le pasa a una persona que tiene una intolerancia alimentaria (y que debe someter las etiquetas de los productos al tercer grado), tú tendrás que hacer lo mismo con tus cosméticos. Por ejemplo, no utilices maquillaje resistente al agua. En cuanto a sombras, las de colores fuertes son más irritantes así que elige tonos más naturales. Y es más, te recomendamos siempre probarlos antes de aplicarlos a tontas y a locas: y cualquiera, no solo los cosméticos. Aplica una pequeña cantidad en la muñeca y espera a ver si da o no reacciones. Si pasado un tiempo ves enrojecimiento, no es para ti.

- Huye de los productos que tengan sustancias con efecto exfoliante, como por ejemplo el retinol o alfa-hidroxiácidos, que tienden a debilitar la piel. Te sentarán mejor productos que en su composición tengan sustancias hidratantes como la glicerina y que tengan sustancias estimulantes del colágeno y regeneradoras, como la vitamina E, C o té verde. También, aquellos que sean calmantes (como los que tienen hammamelis).

Piel sensible
Piel sensible | iStock

- Mantén la piel hidratada: bebe mucha agua (o líquidos como infusiones y zumos) y un plus de productos hidratantes no te vendrán mal. Por ejemplo, el aceite de coco y el maravilloso aceite de oliva.

- Cuídate del sol: o más bien, huye como alma que lleva el diablo. Siempre sal a la calle con factor de protección (aunque sea invierno y esté nublado) porque los rayos solares nos afectan a todos pero a ti que tienes la piel sensible, más.

- Cuida lo que comes: somos lo que comemos. Los zumos naturales, pero también los vegetales, hidratan. Consume vitaminas A y C. y evita los lácteos, el gluten y los colorantes artificiales.

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