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Guía básica

Esto es todo lo que necesitas saber si te vas a hacer un tatuaje

Con la operación bikini viene también la operación tattoo. Si es tu primera vez, no pidas cita hasta que no leas estas recomendaciones.

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Puede parecer una idea divertida en el momento, pero lo más seguro es que acabes lamentando la decisión espontánea de tatuarte la cara de Elvis durante una noche de desenfreno, y no necesariamente en Las Vegas. Lo mismo te pasará si te tatuaste el nombre de tu enamorado justo antes de romper. Meterse tinta en la piel no es ninguna tontería, y aunque las técnicas para borrar tatuajes han avanzado muchísimo, mejor será que lo pienses un poco antes de pedir cita en ese estudio tan molón.

Esto es todo lo que necesitas saber antes de ponerte bajo la aguja:

Es posible que tengas que esperar meses para una cita

Si bien las visitas sin cita previa son bienvenidas en algunos estudios de tatuaje, los artistas famosos en Instagram suelen tener una lista de espera de entre dos par de meses y un año. Si estás obsesionada con ese dibujante en concreto, no te queda otra que esperar. Tómatelo como una prueba para saber si realmente quieres hacerte el tatuaje. O bien, busca un artista menos popular pero igual de profesional que tenga el mismo estilo. Hay talento a raudales, y seguro que hasta te ahorras dinero.

Los tatuajes son caros

Un buen tatuaje no es barato, y un tatuaje barato no es (generalmente) bueno. Esto “tatúatelo” en la mente. El precio de un tatuaje depende del tamaño, el área del cuerpo y el artista, pero lo normal es que te cueste desde unos 50€ si es un diseño pequeño hasta un mes de alquiler si buscas algo grande y elaborado. Sí, hablamos en serio. Ten en cuenta también que en la mayoría de los estudios los precios no son negociables.

Visita el estudio antes de hacerte el tatuaje

Verifica que el lugar está perfectamente acondicionado, limpio, con buenas obras de arte en las paredes y, otra cosa importante, que te transmita buenas vibraciones. Programa una consulta con el artista en cuestión para hablar sobre tu idea, sobre los precios y sobre cualquier duda que te surja. También puedes (y deberías) pedir ver la licencia de tatuador al artista para asegurarte de que ha cumplido todos los requisitos necesarios (entre ellos, un curso de seguridad sobre patógenos transmitidos a través la sangre). Y si ves que los tatuadores no usan guantes ni agujas de un solo uso, sal de ahí. Rápido.

Consulta a tu dermatólogo antes de tatuarte

Las reacciones de la piel a los tatuajes no son frecuentes, pero cuando no se producen, son difíciles de tratar. Suelen desarrollarse como respuesta a la tinta roja (un alérgeno común), por lo que si deseas usar ese color, asegúrate de hablar antes con tu dermatólogo. Sobre todo si en alguna ocasión has tenido reacciones alérgicas al tinte para el pelo, a la bisutería o a los perfumes baratos, porque es posible que tengas un mayor riesgo de desarrollar una infección.

Colabora con tu tatuador en el diseño

Si encuentras un artista al que realmente te gusta pero aún no sabes muy bien qué tatuarte ni dónde, busca inspiración y pídele su opinión. Los tatuadores suelen tener carpetas llenas de diseños que han creado ellos o sus colegas de profesión, y estarán encantados de mostrártelas. No olvides que son artistas ávidos de creatividad. Incluso si ya tienes en mente el tattoo de tus sueños, no te vendrá mal escuchar la opinión del artista sobre el diseño, el tamaño, la ubicación o el color de la tinta. Hazle saber qué aspectos del dibujo no estás dispuesta a cambiar y dónde sí eres flexible. Como en la peluquería, si no hablas corres el riesgo de que te corten más de la cuenta. Y esto sí que es irreversible.

Mujer con tatuajes
Mujer con tatuajes | iStock

Prepárate, porque un tatuaje duele

No, ni vas a gritar ni a llorar. Un tatuaje no es un parto. Pero si es tu primera vez es normal que te lo preguntes. Como ya te habrás dado cuenta preguntando a tus amigos, la respuesta es variable y depende del umbral del dolor de cada uno, pero en general, la aguja no te va a hacer cosquillas. Hacerse un tatuaje duele, sobre todo cuanto más grande y más relleno tenga. Es un dolor punzante y ardiente, acompañado de una vibración, cuya intensidad varía según el tamaño (obvio) y la parte del cuerpo donde lo hagas.

Para que te hagas una idea, los tatuajes pequeños en las partes más carnosas del cuerpo (donde no hay hueso), normalmente son menos dolorosos. Sin embargo, aunque no todo el mundo experimenta el dolor de la misma manera, duele más hacérselos en las costillas, los pies, los tobillos, el cuello y la parte posterior de las rodillas. No obstante, después de 10 o 15 minutos, tu adrenalina empezará a activarse y eso hará que tu cuerpo controle un poco el dolor.

Los tatuajes pueden desaparecer

Sí. Y pueden desaparecer rápidamente dependiendo de su ubicación. Esto es un dato a tener en cuenta antes de gastarse esos cientos de euros, pues en algunos puntos del cuerpo como las manos o los pies los tatuajes se desvanecen más rápido que en otros. Esto se debe a que la piel se exfolia y se regenera más rápido en estas zonas, y no es de extrañar que al cabo de unos pocos años ya lo notes cómo el dibujo se desvanece.

No bebas alcohol antes de tatuarte

Tomarse unos chupitos puede parecer una buena idea para calmar los nervios antes de que te pinchen, pero en realidad puede ser peligroso. El alcohol diluye la sangre y puede hacer que esta brote en demasiada cantidad durante el tatuaje. Asusta por razones de salud y molesta por razones estéticas: el exceso de sangre puede diluir la tinta y ensuciar el resultado final.

Los tatuajes tardan semanas en curarse

Tu tatuaje lucirá perfecto inmediatamente después de que esté terminado, pero después de un par de días comenzará a secarse y a pelarse como una quemadura solar. También es posible que se formen costras, pero es importante que no las toques o el diseño no se curará correctamente.

Después de dos semanas, tu tatuaje debería estar completamente sanado si lo has mantenido cubierto con crema antibiótica y antibacteriana, lo has alejado del sol, la piscina y el mar durante unas semanas, limpiado correctamente e hidratado con una loción suave y sin perfume. Preocúpate, eso sí, si el dolor empeora día tras día, pues podría ser un indicio de infección. Si es así, acude al médico enseguida.

Si no te gusta el resultado, modifícalo o elimínalo con láser

Si te arrepientes del resultado o simplemente te cansas del diseño al cabo del tiempo, siempre puedes quitártelo. Los tatuajes ya no son para toda la vida, pero has de saber que la eliminación con láser es dolorosa. El láser calienta la piel hasta romper las partículas de tinta que hay en ella en pequeños fragmentos que el cuerpo se encarga en expulsar paulatinamente. La eliminación generalmente duele más que el tatuaje en sí, pero puedes usar medicamentos o inyecciones anestésicas durante el proceso. Tampoco es una solución rápida: se requieren múltiples sesiones durante algunos meses para terminar de borrar el tatuaje, y puede costar una buena suma de euros. Por supuesto, también existe la opción de cubrir el tatuaje no deseado con otro dibujo, pero obviamente, el resultado no siempre es el deseado.

La tinta puede necesitar retoques con el tiempo

Si una parte del diseño no se curó correctamente o si al cabo de unos años observas síntomas de decadencia en el dibujo y quieres retocarlo, visita a tu artista. Es probable que te proponga solucionar cualquier imperfección de forma gratuita si el error fue suyo, o por un módico precio si necesita un pequeño retoque.

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