Ryse: Son of Rome

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AVANCE

Ryse: Son of Rome

El nuevo lanzamiento de Crytek ofrece acción, mucho espectáculo y una idea cercana de lo que nos espera en la nueva generación de videoconsolas.

El proyecto de Ryse se presentó ya hace tres años en un E3 en el que se pretendía reforzar el catálogo de juegos compatibles con Kinect. Sin embargo, el potencial gráfico de una compañía como Crytek ha conseguido empujar este lanzamiento hasta nuestros días y, sobre todo, hacia una nueva generación de videoconsolas capaz de mostrar todo lo que este juego puede poner en pantalla.

La demo que se ha presentado en el E3 es muy simple: somos un general del ejército romano y tenemos que tomar una torre, para que deje de mandar grandes proyectiles con una catapulta. Para ello, principalmente, tendremos que luchar con nuestra espada, en un estilo de lucha cargado de quicktime events, pesnsados para reforzar algunos golpes especiales. Sin embargo, y para despejar dudas, no son imprescindibles y el no seguir una secuencia de botones no nos llevará a no asestar el siguiente golpe.

Otros momentos del juego nos llevan directamente a meternos en una clásica formación romana, cubriendo con escudos y lanzando lanzas a los enemigos. Esta parte del juego mantiene la compatibilidad con comandos de movimiento y de voz de Kinect, efectuando lo que desde Microsoft se ha bautizado como "el tercer pulgar". Nuestros movimientos, en esta generación, serán muy importantes a la hora de jugar, porque se verán reflejados en pantalla.

De momento, este título exclusivo de Xbox One no se ha mostrado en su totalidad como para que podamos valorar todas sus posibilidades. Eso sí, su aspecto final es realmente espectacular, lo que nos lleva a hacernos una idea más que ligera sobre lo que podemos esperar, no tanto de él, si no más bien de la propia consola. El nivel de detalle, de texturas y, sobre todo, de partículas moviéndose en pantalla es espectacular. Veremos polvo, humo y cientos de partículas rodeando al personaje principal en todo momento. La intención, claramente, ha sido la de hacer un juego realista y en el que se respirase la brutalidad de las batallas que libraban los legionarios del Imperio Romano. En ese sentido, el resultado obtenido es de diez. Habrá que ver si el juego responde, en su totalidad, a las expectativas generadas.

 

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