Desahucio en el mar
Vivir en el mar, un derecho en peligro: aviso de desahucio para varias embarcaciones del muelle deportivo de Las Palmas
Una veintena de cartas de desalojo han comenzado a llegar al Muelle Deportivo del Puerto de Las Palmas de Gran Canaria. La Autoridad Portuaria ha notificado a al menos 22 embarcaciones que deben abandonar sus puestos de amarre, al considerar que el uso residencial de los barcos infringe la Ley de Puertos.

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Los propietarios de estas embarcaciones, un colectivo diverso que lleva décadas habitando en el puerto, teme ahora por su futuro. Los avisos de desahucio han encendido las alarmas en una comunidad de más de 200 personas que considera el puerto su hogar. Muchas de ellas aseguran vivir en sus embarcaciones desde hace más de veinte años, pagando regularmente las tasas de atraque y cumpliendo con la normativa básica de seguridad y mantenimiento.
El muelle cuenta, de hecho, con servicios como aseos, lavandería, zona de reciclaje y suministro de agua y luz, lo que refuerza la percepción de que se trata de un entorno habitable, funcional y seguro.
”No se puede vivir en un barco, la Ley de Puertos lo prohíbe”
La Autoridad Portuaria, sin embargo, es clara: el Muelle Deportivo no es un barrio residencial. Según la Ley de Puertos, el dominio público portuario es de uso libre, pero no implica un derecho a la ocupación permanente. Solo pueden llevarse a cabo actividades acordes con los usos portuarios definidos, siendo los prioritarios los usos náutico-deportivos. En consecuencia, se han detectado al menos 30 embarcaciones que deben abandonar la dársena y ya se han inadmitido los primeros ocho recursos presentados por los afectados.
Sin alternativa habitacional
Antonio es uno de los residentes del Muelle Deportivo que ha recibido una carta de desahucio. En su momento tomó la decisión de vender su casa en tierra firme para vivir en un barco, motivado por su pasión por el mar. Ha recurrido la decisión y ha puesto el caso en manos de un abogado. Asegura estar dispuesto a llegar hasta los tribunales, ya que esta batalla no es solo por su hogar, sino por el derecho a una forma alternativa de vida ligada al mar. Como Antonio, otros vecinos no tienen una alternativa habitacional clara, ya que llevan años construyendo su vida en estos barcos, que son sus hogares.
El debate sobre el uso del muelle continúa
¿Está destinado el muelle exclusivamente a usos “náutico-deportivos” y no a residencias permanentes, como sostiene la Autoridad Portuaria? Quienes viven allí argumentan que no están ocupando un espacio de forma inapropiada, sino que forman parte de un ecosistema portuario que es funcional y socialmente integrado.
Aunque el debate se enmarca en un contexto legal y administrativo, el impacto es, sobre todo, humano. Está en juego no solo el uso de unos pantalanes, sino el derecho a una forma de habitar diferente, que durante décadas ha sido parte del paisaje y la cultura de una ciudad profundamente ligada al mar como es Las Palmas de Gran Canaria.
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