Día Internacional contra la Trata de Personas
Las víctimas de trata de personas, las nuevas esclavas de la explotación sexual
En España, la mayoría de las víctimas de trata son mujeres, a las que se engaña y obliga a prostituirse. En el caso de los hombres, son forzados a trabajar en el campo o en la construcción, entre otros sectores.
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Aumenta el número de hombres víctimas de trata, pero siguen siendo mayoría las mujeres y preocupa el aumento de niñas. Son las nuevas esclavas de la explotación sexual. Llegan a la mayoría engañadas del centro y sudeste de Europa. En nuestro país un alto porcentaje de víctimas de la trata procede de Colombia, Paraguay y Rumanía.
En el caso de los hombres, muchos son usados en explotaciones agrícolas como la que acaba de desmantelar la Policía Nacional en Cuenca. 40 hombres, algunos de ellos muy jóvenes, vivían en esta bodega de Cuenca en condiciones insalubres. Un baño no acondicionado para todos, cocinas en estado deplorable pasando calor y frío. Han soportado temperaturas extremas y jornadas de trabajo de sol a sol. En esta operación se ha detenido a cinco personas.
La Policía ha registrado también en Málaga un piso donde se alojaban supuestos explotadores de personas. Se se hacían pasar por una asociación de ayuda al inmigrante para captar a personas sin documentación y obligarles a trabajar como personal de seguridad o peones en la construcción. Tenían que comer y dormir en coches.
Mujeres obligadas a prostituirse
Pero en nuestro país, la mayoría de las personas que son captadas, compradas y obligadas a trabajar son mujeres y se les obliga a ejercer la prostitución. Tienen que vender sus cuerpos por 20, 10 y 5 euros para pagar una supuesta deuda que han contraído con sus proxenetas. Viven encerradas en burdeles o haciendo la calle sin posibilidad de escapatoria bajo la amenaza de que sus familias sufran las represalias. Muchas de ellas llegan engañadas bajo falsas promesas de trabajos como camareras, chicas de alterne o cuidadoras de personas dependientes.
En muchos casos, no son conscientes de que son víctimas. Entran en una espiral de violencia y miedo de la que no pueden salir. Todo lo que han visto desde que llegan a nuestro país es degradación y el inframundo. Sólo algunas con mucha ayuda pueden escapar de esa esclavitud, pero les resulta muy difícil porque tres de cada cuatro víctimas son invisibles para las autoridades.
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