Grado
El 'via crucis' de un hostelero de Asturias obligado a cerrar después de invertir medio millón de euros
Bernardo Álvarez, un hostelero de Grado, en Asturias, ha recorrido las calles de su pueblo este domingo cargado con una pesada cruz y simulando la crucifixión.
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Después de mucho esfuerzo, de mucho papeleo y de muchos trámites burocráticos, Bernardo Álvarez consiguió todas las licencias para abrir un gastrobar en Grado, Asturias. Hace tan solo 15 meses que abrió el negocio, para lo que se gastó más de medio millón de euros en mejorar el establecimiento. Ahora, este mismo viernes, le notificaron que tiene que cerrar: "Cese de actividad en 48 horas", dice el mensaje. Le obliga una sentencia del Tribunal Supremo para la que no cabe recurso.
Este hostelero cuenta que consiguió todas las licencias necesarias para abrir el restaurante. Todos los permisos, ya no solo municipales, sino también de Patrimonio del Principado y de Medio Ambiente. "Con todo en regla abrimos el restaurante", asegura Álvarez.
"Lo único que buscamos es que alguien nos dé una solución"
Hizo una gran inversión. Gastó más de medio millón de euros y pidió préstamos que aún no ha pagado -y con el negocio cerrado, lo tendrá aun más difícil-. Él se queda con la deuda y cinco personas más que trabajaban se quedan en la calle.
Según cuenta, un vecino puso una denuncia porque el edificio que alberga el gastrobar está ubicado en una zona de protección del casco histórico. Este hostelero asegura que consiguió todos los permisos para la apertura: tenemos "las licencias y con todo en regla abrimos", defiende Bernardo Álvarez.
"Solo queremos que alguien nos dé una solución", expresa el hostelero. Y mientras llega esa solución, Bernardo, desesperado ha simulado la crucifixión por las calles del pueblo.
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Su propio Vía Crucis
Este domingo, Bernardo Álvarez atravesó el mercado de la villa. Por sus calles iba portando una gran cruz de madera simulando la crucifixión de Cristo. Recibió todo el ánimo y el apoyo de sus vecinos para que consiga abrir de nuevo su negocio. Va a intentar todo lo que esté en su mano porque dice que su familia le necesita: tiene un niño pequeño y, por delante, hipotecas y préstamos. "Lo único que buscamos es que alguien nos dé una solución", sentencia.
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