Aldán

Los vecinos de Aldán que no quieren escuchar la misa

El micrófono de la iglesia se encuentra conectado a los altavoces del exterior El párroco, Juan Pego, asegura que se trata de un fallo técnico.

Los vecinos protestan porque las misas se oyen por el altavoz de la iglesia

Los vecinos protestan porque las misas se oyen por el altavoz de la iglesiaPixabay

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Un grupo de vecinos de la parroquia de Aldán, en Cangas, defienden su derecho a no oír misa. Las eucaristías celebradas en esta iglesia se difunden por los altavoces colocados en su exterior. La intención del párroco es que no se escuche fuera del templo, y lo relaciona con un fallo técnico, aunque afirma que nadie le ha trasladado estas quejas formalmente.

Son las 12 de la mañana de un domingo cualquiera. En la Iglesia de San Cibrán de Aldán se está celebrando una de las tantas misas que tienen lugar a esta hora y este día. Desde el exterior se escucha al cura mediante los altavoces del templo, o esto es de lo que se quejan algunos vecinos de esta parroquia de Cangas: del alto ruido de la eucaristía.

Para ellos, no es casual ni accidental. Para el párroco, Juan Pego, se debe a una defectuosa conexión entre el automatismo que mueve las campanas y los altavoces. Además, el sacerdote se sorprende por las protestas, ya que el tiempo que se escucha la misa fuera es mínimo.

Quieran bajar el volumen de la eucaristía

Para los afectados, este volumen desmedido se podría incluir dentro de la ordenanza de ruidos municipal. De hecho han llamado varias veces a la Policía Local, pero estos no tienen los objetos necesarios para tomar una muestra sonora.

La última en realizar algo similar fue la empresa Virocem, que la recordarán por ser la encargada de tomar las mediciones del sonido de las campanas de la ex colegiata de Cangas, y que, finalmente, obligó a la parroquia a bajar un poco el sonido.

Parece que en este caso no hará falta ningún tipo de análisis, pero cabe recordar que hace quince años un vecino de Aldán puso una queja formal en el Ayuntamiento por el ruido de las campanas. La denuncia llevaba razón, el sonido era excesivo, con 79 decibelios, casi veinte más de los permitidos. Juan Pego, ya por aquel entones, tuvo que bajar el volumen. Ahora, no tiene la intención de que se vuelva a repetir algo que está molestando a un grupo de vecinos. Eso sí, ha declarado que en cuanto pueda lo pondrá en conocimiento de todos desde el altar.

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