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Coronavirus

Una hostelera de Vilagarcía de Arousa podría enfrenarse a una multa de 15.000 euros por unos clientes que estaban bajo su toldo

La policía de la localidad pontevedresa ha abierto un expediente sancionador contra la propietaria del local al interpretar que estaba sirviendo bebidas en una mesa bajo el toldo de su local.

Una propietaria de un local de Vilagarcía de Arousa podría enfrentarse a una multa de hasta 15.000 euros tras ser denunciada por la policía por presuntamente servir bebidas en una mesa cuando en Galicia está cerrada la hostelería.

Esta hostelera se queja de lo que considera exceso de celo de la Policía de la localidad pontevedresa, por haberle abierto un expediente sancionador al interpretar que estaba sirviendo bebidas en una mesa bajo el toldo de su local. Se enfrenta a una multa que puede llegar hasta los 15.000 euros, si el expediente se tramita como infracción muy grave.

La propietaria del bar, Carla Morais, dice que, efectivamente, en el momento en que llegaron los agentes, había cinco personas en las proximidades de su local, alguna de ellas debajo del toldo, cobijándose de la lluvia, pero que esos clientes estaban esperando para recoger sus pedidos, una situación que sí está permitida. Asegura que cuando les sirvió sus pedidos les advirtió de que no podían quedarse allí y ellos "también lo sabían, porque son clientes habituales y siempre que vienen se lo recuerdo", afirma la propietaria.

"Yo ni sabía que estaban debajo del toldo, supuse que estarían por ahí esperando", explica, y asegura que "sólo salí de la cocina para darles sus pedidos".

Sobre la ubicación de una mesa alta a la entrada del establecimiento, explica que cumple varias funciones, como impedir que los clientes entren en en local, poder apoyar la botella de hidrogel para la desinfección o servir de apoyo para dejar las encomiendas y proceder al cobro de la cuenta. Pero "en ningún caso es para que los clientes apoyen en ella su consumición" se defiende.

Sobre el hecho de tener el toldo desplegado dice que permite que no se mojen sus clientes mientras recogen los pedidos, en estos días en los que llueve tanto.

Por su parte, su abogado, José Ángel Casado-Iruela, explica que su defendida se expone a una multa de entre 601 y 15.000 euros, dependiendo de si el expediente sancionador es tramitado como infracción leve, grave o muy grave. Una multa a la que también se exponen las cinco personas que estaban en el lugar cuando llegaron los agentes de la Policía Local. "Nos parece injusto porque los hosteleros no pueden ejercer de vigilantes y no pueden pagar por las posibles infracciones de sus clientes", reprocha.