Delitos
¿Por qué se han disparado las agresiones sexuales entre menores como la de El Vendrell? Este es el perfil
Son varios los casos de agresiones sexuales perpetrados por menores de edad que se han producido en las últimas semanas. En tan solo un año, el número de denuncias ha aumentado un 58%.
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El número de agresiones sexuales cometidas por menores de edad en España es cada vez más preocupante. Según las cifras de 2021, las denuncias por este tipo de delito se han incrementado en un 58%, convirtiéndose en uno de los temas de mayor preocupación social en la actualidad.
Uno de los últimos casos ha ocurrido en Cataluña, concretamente en El Vendrell. Allí, cinco jóvenes han sido identificados por una supuesta agresión sexual en grupo en el interior del recinto escolar. Al parecer, habrían realizado tocamientos a otros dos menores de edad a plena luz del día, unos hechos que ya están siendo investigados por las autoridades competentes.
De manera cautelar, el Juzgado de Instrucción número 4 de Tarragona ha acordado la libertad vigilada para dos de los cinco implicados, así como la prohibición de comunicarse con las víctimas por cualquier medio y aproximarse a menos de 50 metros de ellas. La pregunta es... ¿Qué pasa con los otros supuestos autores de esta agresión sexual? Nada. Al tratarse de tres menores de 14 años, tal y como estima la Ley Orgánica 5/2000, reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores, son inimputables, por lo que no depurarán responsabilidades penales.
Goteo continuado de casos
En las últimas semanas, se han conocido varios casos de agresiones sexuales llevadas supuestamente a cabo por menores de edad. En Badalona, por ejemplo, seis jóvenes obligaban, bajo amenaza, a una niña de 11 años a entrar en los baños de un centro comercial para realizarle tocamientos y, al parecer, violarla. Poco después, tras quedar tirada en los aseos, la joven daba a conocer los hechos a un guardia de seguridad que podría no haberla creído.
Días después, el hermano de la víctima, también menor de edad, se percató de la existencia de un vídeo de la agresión que circulaba entre sus propios compañeros de instituto y se atrevía a denunciar. Decenas de alumnos de la ciudad vieron las imágenes y no dijeron nada, salvo su hermano, que tras dar a conocer la existencia de ese vídeo comenzó a recibir amenazas de muerte.
Sin embargo, no son casos aislados. Este mismo jueves, los Mossos d'Esquadra han dado a conocer una investigación en Salou, Tarragona, por otro posible caso de agresión sexual en grupo. Los hechos habrían ocurrido el pasado mes de octubre en casa del novio de la joven, donde varios amigos (uno menor de 14 años) le realizaron tocamientos y prácticas sexuales que también fueron grabadas y, posteriormente, difundidas bajo supuestas amenazas a la joven para que no denunciase.
Falta de educación sexo afectiva: el consumo de porno preocupa
Los expertos aseguran que el problema principal, relacionado con todos estos casos de abusos, es la falta de educación sexoafectiva y el uso cada vez más creciente de la pornografía. Un estudio de Save the Children muestra cómo para el 30% de los menores el porno es su "única fuente de información sobre sexualidad", algo que preocupa teniendo en cuenta que la adolescencia es la etapa "en la que se forma no solo la personalidad, sino también el deseo" y las apetencias sexuales, explica Carolina Perazzo, directora de políticas de infancia de la organización.
¿Cuál es el perfil de estos agresores?
Suelen formar parte de grupos de jóvenes sin antecedentes de otros delitos sexuales que buscan sensaciones, "actúan en un contexto de ocio y consumo" sin anticipar las consecuencias y "necesitan diferenciarse de los adultos". Así lo explica Meritxell Pérez, profesora de criminología de la Universidad Pontificia Comillas y secretaria general de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad, que pone sobre la mesa la falta de empatía de estos perfiles con las víctimas.
"Lo ven como una parte más de las actividades dentro de su grupo para salir y pasarlo bien (...). Tienen la falsa sensación de que sus actos no van a traer consecuencias y no son capaces de empatizar con la víctima, que es un mero instrumento para el fin: pasarlo bien con sus colegas", subraya la experta.
En esta línea, Pérez asegura que los agresores no comprenden el daño que causan en sus víctimas y que, en gran parte de los casos, no acaban teniendo una carrera criminal.
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