Todo por una hamaca
Un paso más en la guerra de las hamacas: dormir en la tumbona para guardar el sitio a pesar de estar en un hotel de cuatro estrellas
Varios turistas alojados en un hotel de cuatro estrellas duermen en las tumbonas de la piscina para guardar el sitio en Costa Adeje, Tenerife. Algo como poco sorprendente ya que cada habitación del hotel ronda los 250 euros por persona y noche

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Tenerife es uno de los destinos vacacionales más populares de España, y uno de los más demandados por los turistas británicos. En plena temporada de verano, la obsesión por conseguir una tumbona libre junto a la piscina ha llevado a algunos turistas a dormir a situaciones insólitas. Desde carreras a primera hora de la mañana para conseguir el mejor sitio junto al agua, hasta madrugones y empujones para colocar los primeros la toalla en primera línea de piscina. Pero esta especie de paranoia colectiva ha llegado a un nivel casi inimaginable. Varios turistas, alojados en un hotel de cuatro estrellas en la zona turística de Costa Adeje, en el sur de Tenerife, decidieron dormir en las hamacas para garantizarse así el mejor sitio cuando saliera el sol.
Una verdadera paradoja si tenemos en cuenta que estos turistas han pagado hasta 260 euros por persona y noche por sus habitaciones que decidieron no usar para dormir al raso.
Las imágenes muestran a huéspedes durmiendo sobre las tumbonas en plena noche. Esta curiosa "acampada" de lujo va más allá de la ya conocida práctica de reservar tumbonas con toallas a primera hora de la mañana. Ahora, la 'estrategia' ha escalado hasta el punto de pernoctar para asegurar el mejor sitio. La mayoría de los protagonistas de esta escena son turistas británicos y alemanes. Fue precisamente otro huésped del mismo hotel, un ciudadano británico, quien presenció los hechos, grabó el vídeo en el que describía la situación como un “círculo vicioso”: “Algunos duermen allí para marcar territorio y otros sienten que, si no hacen lo mismo, perderán su sitio”.
Es percibido como un símbolo de estatus
Lo que a primera vista puede parecer una broma, podría considerarse un síntoma de la obsesión que nos embarga cuando estamos de vacaciones y queremos mostrar cierta superioridad.
Aunque suene trivial, en un contexto social como la piscina de un hotel, la ubicación de la tumbona puede percibirse como un símbolo de estatus. El mejor lugar, ya sea por su sombra, por sus vistas o por su cercanía al bar, otorga cierto prestigio. Conseguir ese sitio deseado puede generar una sensación de logro y superioridad sobre el resto de los huéspedes. Es una pequeña victoria personal que refuerza el ego y la percepción de haber "ganado" la competición por el mejor lugar. Todo por una hamaca
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