Los planes de descanso de los pasajeros a bordo del crucero 'Grand Holliday' se vieron frustados por una tormenta. El barco hacía una travesía por el Mediterráneo, pero los fuertes vientos y el oleaje obligaron al capitán a interrumpir el recorrido y volver al puerto de Barcelona justo el último día de crucero.
La embarcación se tambaleaba tanto que todo en el interior del barco se movía de un lado a otro. El mar golpeó con fuerza este crucero. Se llegó a escorar hasta 27 grados y cayeron sillas y mesas. Los pasajeros tuvieron que agarrarse de donde puedieron. Enseguida cundió el pánico, y los nervios se apoderaron de los viajeros, un grupo de estudiantes catalanes.
De repente, sonaron las alarmas, y desde el comedor de empleados del 'Grand Holliday', se podía divisar cómo al fondo el agua cubría gran parte del barco. En los camarotes, los miembros el servicio de emergencia empezaron a pensar en lo peor.
Afortunadamente, todo quedó en un susto y el barco llegó a Barcelona sin heridos de gravedad, pero los pasajeros no olvidarán el mal rato.