Navidad

Los mercadillos, el gran reclamo de la Navidad: vuelven por la puerta grande tras tres años de pandemia

Los mercadillos navideños inician su temporada y llenan de ilusión a cientos de personas.

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Es uno de los reclamos más típicos de estas fechas y una tradición en toda Europa. Los mercadillos navideños vuelven a las principales ciudades y algunos son fascinantes.

España cuenta con una extensa oferta de recintos y puestos para adquirir los artículos de decoración y productos más demandados en esta época del año. Al llegar la Navidad nuestro país engalana sus calles con miles de luces y colores que dibujan sonrisas de ilusión en grandes y pequeños.

Mercadillos navideños en Europa

La visita a los mercadillos de Navidad es un requisito indispensable para disfrutar estas fechas al 100%. Y eso también lo saben en el resto de países europeos.

En Bélgica por ejemplo la población ya disfruta de los mercadillos sin mascarillas tras varios años sin poder hacerlo por la pandemia del coronavirus. Más de 200 cabañas alumbran la capital y en ellas se pueden encontrar artículos de todo tipo y para todos los gustos.

Curiosamente hasta allí también se han desplazado algunos españoles que estos días están disfrutando de unos días de vacaciones por el puente de la Constitución. "La Navidad aquí ni punto de comparación con la de España. Se vive muchísimo", comentan algunos visitantes.

Uno de los grandes reclamos turísticos es el enorme abeto de 20 metros de alto y decorado con 600 bolas y 2 kilómetros de luces led que viste la zona centro.

Al calor de los mercados de adviento

En Salzburgo podemos encontrar uno de los 'Christkindlmarkt' más bellos y antiguos del mundo. Se encuentra en el centro histórico de la ciudad austriaca, declarado patrimonio cultural de la humanidad, más concretamente en la plaza Residenzplatz, y cada año, el jueves de la semana anterior al primer domingo de adviento, se inaugura con una solemne ceremonia.

El de Múnich, que se instala desde 1642 en la Marienzplatz, cuenta con una iluminación que supera las 3.000 bombillas. Entre su encanto bávaro también destaca una tradición de hace 500 años: la carrera de Krampus en la que cientos de hombres disfrazados de demonios corren por las calles y persiguen a los transeúntes.

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