Okupación Tenerife

Más de 300 personas continúan viviendo en el hotel okupado de Tenerife

El juzgado ha comenzado a notificar las primeras denuncias civiles por la okupación.

Foto de una zona del hotel okupado

Foto de una zona del hotel okupadoAshotel

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El Gran Hotel Callao Salvaje, en el municipio tinerfeño de Adeje, se ha convertido en el 'hogar' de más de 300 personas que okupan las instalaciones del recinto, cerrado desde 2020 tras no poder remontar económicamente la crisis generada por la pandemia del COVID-19.

El pasado mes de febrero comenzó la invasión del establecimiento con la entrada de cuatro personas que accedieron al complejo turístico. Desde ese momento, el número de okupas ha ido creciendo, llegando a subarrendarse y a anunciarse a través de la red tanto habitaciones como zonas comunes, hasta el punto de que en la actualidad el número de personas que habitan el hotel supera las 300.

A día de hoy, ni vecinos ni propietarios del hotel han conseguido alcanzar una solución al problema. La pasada semana un juzgado de Arona hacía entrega de las primeras notificaciones de denuncia civil, lo que supone el inicio de un trámite que puede prolongarse por semanas y meses.

Las quejas de los vecinos

Mientras tanto, los vecinos que residen en las urbanizaciones próximas se han quejado en diversas ocasiones por el malestar generado por toda esta situación, asegurando que hay música a todo volumen, reyertas y acumulación de basuras, entre otras cosas.

De hecho, el último incidente tuvo lugar hace tan sólo dos semanas, cuando un incendio originado en la sala de fiestas del hotel, también ocupada y utilizada para pernoctar, terminó por arrojar un balance de dos personas heridas y una tercera afectada por inhalación de humo.

El comienzo de su 'estancia'

Inicialmente fueron las 92 habitaciones con las que contaba el complejo las que fueron okupadas, pero con el paso de las semanas y la llegada de nuevos inquilinos, que pagan un alquiler a los okupas 'originales', se han ido reconvirtiendo en residencias: los baños, pasillos, cuartos de mantenimiento, cocinas y demás zonas comunes, utilizando colchones y fogones improvisados para el día a día.

Mientras el proceso judicial va desarrollando de forma lenta su curso, ya que los denunciados tienen ahora un plazo para personarse en los procedimientos y solicitar abogados de oficio, el estado de lo que fue uno de los lugares de referencia de una de las zonas más turísticas de Tenerife refleja el abandono y el destrozo provocados por la falta de mantenimiento y las actitudes incívicas desarrolladas por parte de los okupas.

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