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EN BARCELONA

Los vecinos del Raval toman medidas desesperadas ante la okupación de viviendas en su barrio

En los últimos cinco años la okupación ha crecido considerablemente en algunos barrios de Barcelona, como es el caso del Raval. Allí, los vecinos, hartos de problemas, han decidido instalar cámaras de seguridad y contratar vigilantes para impedir la entrada de okupas en sus edificios.

Karen es una vecina de Barcelona que lleva 28 años viviendo en un edificio del barrio del Raval. Asegura que está desesperada, pues en los últimos cinco años los okupas han llegado incluso a amenazarla de muerte, lo que ha llevado a los vecinos a recurrir a nuevas medidas de seguridad.

En el Raval los okupas llevan a los vecinos por el camino de la amargura. El problema no es nuevo, pero está lejos de solucionarse y por eso muchos edificios han decidido tomar medidas desesperadas.

Algunos han instalado cámaras de seguridad y sensores de movimiento y otros han contratado a vigilantes de seguridad para intentar frenar las oleadas de okupación.

El peligro aparece cuando hay pisos vacíos y sólo en este barrio hay más de 200, con lo cual aparece la tentación.

En algunas fincas llevan años conviviendo con okupas y en cuanto consiguen echarlos, tapan puertas y ventanas para impedir su vuelta.

Es el caso del edificio donde vive Karen, conocido como la finca de los horrores. Allí todas las puertas están tapiadas por los vecinos, que hacen guardias para salvaguardar sus casas porque no saben en qué momento los okupas tratarán de acceder. Incluso han contratado un vigilante de seguridad para que mantena el rellano seguro.

Karen asegura que vivir así es un infierno. "Esta gente entraba por todos lados. Rompían la puerta de abajo, entraban por los patios de atrás...", asegura.

Muchos de los veicnos tienen tanto miedo que ni si quiera se atreven a hablar delante de las cámaras porque "son personas que asustan y que generan amenazas de muerte a los vecinos", indica Manuel Sancho, Administrador de varias fincas en Barcelona.

Sin embargo, al hablar con los okupas aseguran que son inofensivos y que fueron engañados. "Yo estaba pagando a otra persona por lo que pensé que estaba en una casa de alquiler", dice una de las okupas.

Se trata de un negocio para las mafias y una auténtica pesadilla para los vecinos, que se sienten indefensos ante esta situación.

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