Este viernes continuará la demolición controlada del edificio que explotó a causa de una fuga de gas. La explosión registrada este miércoles en el centro parroquial de la Virgen de la Paloma, en la calle de Toledo de Madrid, y que ha costado la vida a cuatro personas ha obligado a desalojar a decenas de familias que viven en los edificios colindantes.
La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, ha explicado que se van a preparar unas pasarelas seguras para que los vecinos puedan entrar en sus casas para recoger sus pertenencias y enseres personales, pero todavía no podrán volver a vivir.
El párroco de la Parroquia Virgen de la Paloma de Madrid, Gabriel Benedicto, ha afirmado que minutos antes de la explosión olía a gas en todo el edificio y ha defendido que ninguno de los sacerdotes ni el electricista David Santos, fallecido en el suceso, llegaron a tocar ninguna de las calderas.
Uno de los sacerdotes aseguró a los agentes que llevaban días sin tener calefacción y pidieron ayuda a Santos para arreglar uno de los radiadores que estaba en el sótano, según fuentes de la investigación.
Este jueves se conoció la identidad de los cuatro fallecidos: el sacerdote Ramón Pérez de Ayala, de 36 años; su amigo David Santos, un feligrés al que pidieron ayuda para arreglar la caldera que había dejado de funcionar; Javier, un albañil de 45 años de La Puebla Amoradiel (Toledo) que trabajaba en el edificio de enfrente, y Stefko Ivanov, un vecino de Fuenlabrada, de nacionalidad búlgara y 46 años que en ese momento pasaba por la calle.