Los habitantes de Zaldibar, Eibar y otros pueblos de Vizcaya viven bajo la amenaza del incendio del vertedero desde hace diez días. Todo esto lo ha desencadenado medio millón de toneladas de residuos que se derrumbaron el pasado día 6 y que están contaminando con dioxinas y furanos el aire y el agua.
Los vecinos critican al gobierno vasco por haber alertado tarde del riesgo a la población. Y, por su parte, el ejecutivo ha querido salir del paso mandando un mensaje de tranquilidad.
El consejero vasco de Medio Ambiente, Iñaki Arriola, ha confiado en que se pueda extinguir el incendio del vertedero de Zaldibar próximamente, aunque ha reconocido que no puede decir "si es hoy, mañana o pasado".
Arriola ha tomado parte en la mesa técnica sobre el desprendimiento del vertedero de Zaldibar, que presidida por el lehendakari, Iñigo Urkullu, ha contado también con la presencia de la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, y del diputado general de Vizcaya, Unai Rementaria.
El gobierno ha mostrado cómo se están realizando los controles medioambientales en la zona. Los últimos resultados, del día 9, muestran un nivel de toxinas 50 veces por encima de lo normal.
Este domingo el lehendakari ha visitado la zona acompañado de familiares de los dos trabajadores desaparecidos. Los vecinos, sin embargo, no se fían y la inquietud en la zona se mantiene.
Hay mucha preocupación entre los vecinos pero, sobre todo, mucha desconfianza con respecto a esos mensajes tranquilizadores que se lanzan desde las instituciones, ya que su salud esta en juego. Consideran que se está llevando a cabo una gestión muy negativa de esta crisis del vertedero.
Además este domingo hay que sumar las fuertes rachas de viento que están provocando que el olor a humo se esté extendiendo prácticamente hasta las puertas del municipio Durango. De momento, los bomberos han conseguido extinguir uno de los tres focos del fuego.
En Ermua, algunos vecinos no han dudado en ponerse las mascarillas. "Noto los bronquios que no puedo algunas veces respirar", asegura una mujer.
Los operarios de la agencia del agua continúan trabajando y en los caseríos les aconsejan no consumir productos de sus huertas.