Una mujer se somete a una operación de cirugía estética para operarse la nariz. La operación es conocida como rinoplastia. Sin embargo la cirugía no salió bien y la mujer quedó totalmente traumatizada con el resultado.
Badiaa Zahri, española de origen marroquí acudió a una clínica del centro de Madrid para que le realizaran una rinoplastia, una simple operación estética que acabó con su nariz. La mujer quería hacerse esta intervención con la intención de reparar un problema respiratorio y a su vez mejorar su estética de un apéndice nasa que ella juzgaba demasiado largo.
Tras la retirada de la escayola las enfermeras gritaron, sacando de inmediato a la luz el destroce que había quedado en el rostro de la mujer. Le amputaron por error parte de la nariz, además de dejarle una parte de ella necrosada. El diagnóstico fue: deformidad ósea cartiloginosa e insuficiencia ventilatoria, todo como resultado de una rinoplastia mal ejecutada.
Cuatro años después de la operación, un juzgado de Madrid ha condenado al médico de esta intervención a indemnizar a la paciente con setenta mil euros pues según dice la sentencia: "La ejecución quirúrgica originó unos daños tan palmarios y evidentes que no pueden ampararse en el consentimiento informado".
El médico que la operó estudió en Cuba y no tenía el título convalidado en España. Éste alegó que el problema era que la herida se había ulcerado con la escayola y se ofreció a operarla de nuevo seis meses después. Sin embargo, otros especialistas aseguraron que el éxito de esa operación no estaría garantizado dada la gran complejidad de la intervención.
