Abusos sexuales

Condenan a un hombre por abusar de la hija de su exnovia en Sevilla

El hombre conocido como 'El Canicas' abusaba sexualmente de la hija de su ex pareja, a la que también enviaba fotografías de sus órganos genitales y le indujo a que se marchara de su domicilio familiar.

Maza de un juez en un juzgadoPixabay

La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a dos años y medio a un hombre por abusar sexualmente de la hija de su ex pareja. Además, la sentencia le condena a otro delito de exhibicionismo por mandarle imágenes de sus genitales, y a otro de inducción de menores al abandono del domicilio familiar, tras alentar a la menor a que dejara su hogar en Barcelona para irse a Sevilla junto a él.

El condenado apodado 'El Canicas' inició en el año 2009 una relación con la madre de la menor, que en aquel entonces contaba con sólo siete años de edad. Tras dos años de noviazgo, la pareja rompió pero siguió manteniendo el contacto principalmente porque ambas familias se conocían de toda la vida. Además, el hombre tenía un hijo de la misma edad que la menor sobre la que éste llegó a ejercer "un papel parental, siendo habitual que uno y otro se visitasen en los respectivos domicilios", relata la sentencia.

Así fue como la pareja pasó de una relación sentimental a una estrecha amistad. Aprovechando esta amistad con la progenitora, 'El Canica'" empezó a desarrollar desde principios de 2015 casi diariamente actos con la menor, "consistentes en un inicio en abrazos y besos en la cara, para con carácter progresivo llegar a realizarle tocamientos por encima y por debajo de la ropa, alcanzando sus partes genitales, los pechos y besarle en la boca", según la sentencia.

Abusos "habituales"

Mientras su ex pareja trabajaba, llegó a ser recurrente que el hombre se quedara a solas en casa con la menor "realizando las prácticas sexuales descritas en la distintas estancias de la casa", recoge la sentencia que considera que los abusos se volvieron "habituales"

La sentencia detalla que, en una de esas ocasiones, la víctima y el acusado se encontraban en el sofá, de forma que éste "tomó los pies de la menor para refregarlos en sus genitales". Y en otro momento, "aprovechó la circunstancia en la que su expareja le solicitó que acompañase a la menor al ambulatorio, para durante el trayecto y en el coche, besarla en la cara y por todo el cuerpo al tiempo que le decía que era suya".

Fotografías de sus "genitales"

Tres años después de que su expareja y la menor se mudaran a un municipio de Barcelona, volvió a contactar con la menor. En las Navidades de 2018, el acusado envió a una felicitación a la chica, que ya tenía 16 años, por redes sociales y desde entonces ambos reanudaron la comunicación.

Según los hechos probados, "comenzaron a contactar por llamadas telefónicas y por Messenger" de manera que el encausado, "sin cesar en su ánimo libidinoso y a través de este último medio", llegó a mandar a a la menor fotografías en las que se visualizaban sus "genitales", pidiéndole a cambio fotografías suyas en las que apareciera desnuda.

Viaje de Barcelona a Sevilla

La sentencia relata que el inculpado trasladaba a la menor "que la echaba de menos, que estaba enamorado de ella y que se trasladase" a Sevilla junto a él. De esta forma, el 19 de marzo de 2019 la adolescente le robó 200 euros a su madre y, dejándole una nota en la que decía que salía a dar un paseo, "se dirigió al aeropuerto de Barcelona, donde tomó un vuelo con destino a Sevilla".

Tan pronto como la madre denunció la desaparición de su hija, los Mossos d´Esquadra contactaron con el acusado que, viendo que había sido descubierto, esperó a la menor para voluntariamente llevarla a dependencias policiales.

Por todo ello, la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Sevilla condena a "El Canicas" a dos años y medio por delito continuado de abusos sexuales con la atenuante de dilaciones indebidas y otro de exhibicionismo. Además, le impone una multa por un tercer delito de inducción de menores al abandono del domicilio familiar, junto con la prohibición de 12 años de acercarse a la víctima o comunicarse con ella y a pagarle una indemnización de 12.000 euros.