Cincuenta niños van a poder disfrutar de las instalaciones de su nueva guardería y seis personas tendrán un empleo, gracias a un vecino de 87 años. Jesús ha invertido los ahorros de toda su vida trabajando en el campo para terminar de construir la escuela infantil.
Lo ha hecho para homenajear a su mujer fallecida hace tres años y ahora el centro lleva el nombre del matrimonio, Jesús y Sabina.
El Ayuntamiento no podía terminar la construcción del centro, así que Jesús decidió resolver el problema.
No tiene hijos ni nietos, por lo que su mayor deseo era invertir su dinero en ayudar a los niños. Así, se ha convertido en el abuelo de 50 niños, que ya pueden disfrutar de su nueva escuela.
Los vecinos están muy orgullosos de poder contar en su pueblo con una persona que tiene tan buen corazón.
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