Maltrato infantil
Giro en el caso del potito con cristales: se investiga si fue una 'trampa' para okupar el piso
El caso del potito con cristales en una vivienda del barrio de San Blas da un giro inesperado: los acusados aseguran que todo es un montaje de los padres de la bebé para quedarse con el piso sin pagar alquiler. Ahora la Justicia investiga las dos versiones enfrentadas.

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El caso del tarro de papilla lleno de cristales que llevó a la detención de una pareja en el distrito madrileño de San Blas el pasado 31 de agosto, ha dado un giro inesperado. Ahora se investiga si fue todo una estratagema inventada por los padres de la bebé para acusar a sus compañeros de piso y así quedarse en la vivienda sin pagar el alquiler.
Los acusados, William, ecuatoriano de 57 años, y su esposa, una mujer colombiana de 49 con antecedentes por allanamiento e injurias, niegan cualquier implicación. Ambos quedaron en libertad tras declarar ante el juez, imputados por presunto delito de lesiones, pero sin medidas cautelares. Esto significa que, pese a la denuncia, las dos familias siguen conviviendo en el mismo domicilio, un cuarto piso de la avenida Arcentales.
Dos versiones enfrentadas
La madre de la menor, Claudia, argentina de 33 años, asegura que descubrió los cristales al remover un potito antes de dar de comer a su hija de diez meses. Grabó un vídeo con el móvil en el que se ven los trozos de vidrio en la papilla, prueba que entregó a la Policía. Según su relato, la otra mujer llevaba tiempo amenazándola e incluso llegó a decirle que lanzaría a la niña por la ventana por su deseo frustrado de ser madre.
Pero la versión de los acusados es muy distinta. Afirman que llevan cinco años alquilados en la vivienda y que, para afrontar el pago, subarrendaron una habitación a Claudia y su pareja, Joel, quienes solo pagaron los primeros meses. Aseguran que ellos se inventaron lo de los cristales para que la Policía detuviera al matrimonio y quedarse así con el piso, pese a estar okupándolo.
Trampas, deudas y acusaciones
"Le compramos la ropa para el bebé, ¿Cómo vamos a meterle cristales al puré?", se defiende William, que acusa directamente a Claudia y Joel de tenderles una trampa. Según dice, ellos llevan tres meses sin pagar y hasta le han pedido 2.000 euros para irse. Además, relata que Joel ha agredido en dos ocasiones a su mujer y que las pruebas en vídeo presentadas estarían manipuladas.
La propietaria del piso, Esther Mora, asegura que desconocía por completo la situación hasta hace una semana. Según confirma, William había pagado siempre puntualmente durante cinco años, pero el subarriendo estaba prohibido específicamente en el contrato. Tras destaparse el conflicto, habló con Joel, que le dio una versión distinta, y también denuncia el incumplimiento de la cláusula por parte de William. Los dueños recuerdan que Joel y Claudia okupaban la habitación de manera y legal y ponen en duda su relato: "Como madre de un hijo de nueve meses, si quisiera irme de una casa porque hay peligro, me iría".
Ahora, el caso está en manos de la Justicia, que deberá determinar qué versión es la verdadera en una historia con cruces de denuncias, deudas y acusaciones de trampas.
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