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CONEXIÓN FARIÑA

El único niño de un colegio gallego en los 80 que no quería ser contrabandista fue arrestado hace pocos años en una operación contra la droga

El contrabando era un asunto tan integrado en la sociedad gallega que los pequeños se criaban pensando que esa era la mejor profesión, y ya con 14 años muchos jóvenes dejaron la escuela a cambio del dinero negro rápido y 'fácil'. El contrabando dejó mucho dinero y empleo sumergido en la zona y por eso no se perseguía.

Sito Miñanco, Laureano Oubiña y Manuel Charlín fueron los reyes del narcotráfico gallego hace 30 años y todavía hoy mantienen su poder en las Rías Baixas

Luis Iglesias, contrabandista de tabaco en los 80 explica que cuando él estaba en la escuela, cerca amarraban cuatro o cinco lanchas que él cuidaba. Con 14 años le propusieron si quería ir una de ellas y así fue como empezó, cuando Sito Miñanco ya era jefe. Por este trabajo en negro, recibía 20.000 pesetas. Así, Luis dejó de ir al colegio para descargar tabaco de contrabando y, durante años en las Rías, ese era el mejor empleo al que podía aspirar un joven sin estudios. Según Luis, "un 30% de la gente" se dedicaba a este negocio en la zona y movía mucho la economía: "los bares estaban llenos, los ultramarinos vendían y los locales de ambiente estaban llenos".

La serie 'Fariña' ha devuelto a la memoria esos viejos tiempos de los señores do fume. Antiguos extraperlistas y pequeños comerciantes amasaban una enorme fortuna transportando ilegalmente tabaco. "La palabra rubio de batea o tabaco de contrabando lo escuchabas en la calle", explica el periodista de la 'Voz de Galicia' Javier Romero.

Sito Vázquez, exalcalde de Vilanova de Arousa expone que era tanto el dinero que llegaba a la zona que no sabían qué hacer, lo metían en sacos de patatas y lo guardaban, o lo enterraban en cajas de pimentón debajo de la tierra y, cuando lo cogían, el dinero se deshacía.

Era un asunto tan integrado en la sociedad, que el 90% de los niños (9 de 10) a los que preguntaron en un colegio a qué se querían dedicar respondió que quería ser contrabandista en lugar de policía, según explica Felipe Suárez, de la Fundación Galega Contra o Narcotráfico. De hecho, el único niño que dijo que quería ser policía, cayó hace unos años en un operativo contra la cocaína.

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