Alrededor de una treintena de exseminaristas se han concentrado este mediodía ante la sede del palacio episcopal de Astorga (León) para exigir a la Diócesis que "llegue hasta el final" en los casos de abusos sexuales que han sido denunciados recientemente.
Bajo una intensa lluvia y tras una pancarta con la leyenda: "Todos lo vivimos y ellos lo encubrían. Todos somos víctimas", los manifestantes han recorrido el tramo entre la Plaza de la Catedral y el Ayuntamiento coreando diversas consignas para exigir que se haga justicia.
Los portavoces de los concentrados ha recalcado que no buscan dinero sino justicia, y se han mostrado seguros de que en los próximas semanas saldrán a la luz más casos de los dos que han sido denunciados hasta el momento.
El pasado jueves el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, anunció que había ordenado la apertura de una investigación para aclarar los supuestos casos de abusos sexuales después de que dos exseminaristas presentaran sendas denuncias por hechos ocurridos en La Bañeza (León) y Puebla de Sanabria (Zamora).
Los hechos denunciados se remontan a los años 70 y supuestamente fueron cometidos en los seminarios de estas dos localidades. Uno de los casos se produjo en La Bañeza, y aunque la vía penal y la canónica han prescrito, el obispo explicó que aún así han querido actuar y se ha impuesto una pena al sacerdote denunciado, José Manuel Ramos Gordón, "justa y proporcional a la gravedad de los hechos".
Respecto al segundo de los casos, supuestamente ocurrió en Puebla de Sanabria (Zamora) y fue denunciado el pasado miércoles. El obispo se limitó a decir que se ha abierto la correspondiente investigación. Por otra parte, anunció que se había recibido a otros dos de exalumnos del Colegio Diocesano Juan XXIII de Puebla de Sanabria sobre este mismo asunto, aunque no ha trascendido si estos han presentado también denuncia.
En este sentido, el obispo aseguró que la Diócesis está abierta para atender a todas aquellas personas que hayan sido víctimas de este tipo de actuaciones y quieran denunciarlo. "Es la cruz que llevo encima", aseguró el prelado para hacer público el "profundo dolor" que provocan a la Iglesia este tipo de situaciones, y ha pedido "perdón" a las "posibles víctimas". El obispo recalcó que tiene intención de llegar hasta el final a pesar de que los casos hayan prescrito.