Los peligros que acechan en las redes sociales y en las formas de comunicación que proporcionan las nuevas tecnología a los menores no son pocos. De ahí que muchas instituciones e incluso las propias Fuerzas de Seguridad del Estado hayan aconsejado en más de una ocasión a los padres que vigilen las comunicaciones de sus hijos. Pero ¿hasta dónde pueden llegar?
Es lo que se plantean muchos progenitores que más de una vez y de dos, echan un vistazo a las publicaciones privadas de su hijo en Facebook, o a sus mensajes de WhatsApps.
La sospecha de que un hijo menor está siendo acosado en las redes sociales o de que alguien le esté extorsionando con fines ilícitos es algo que los progenitores no pueden evitar pensar. La duda viene si con este 'vistazo rápido' a sus redes sociales se respeta el derecho a la intimidad.
¿Hay que espiar el móvil de los hijos? El juez de menores, Emilio Calatayud, es partidario de una mayor vigilancia y algunos pedagogos opinan todo lo contrario.
La Ley de protección jurídica del menor es clara en esto: los padres tienen que respetar el derecho a la intimidad de sus hijos y no pueden ni deben controlar sus comunicaciones. Los menores tienen derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
En un momento determinado, para muchos puede estar justificado invadir su intimidad y ver un mensaje que ha recibido. Pero no debe ser por sistema.
En definitiva; ¿es lícito espiar a los hijos? Las leyes garantizan la intimidad de los menores pero también obliga a los padres a velar por ellos. En lo que sí hay acuerdo es en aconsejarles, así quizá no hace falta abrir sus 'secretos digitales'.