Muere un cachalote por culpa de plastico marino

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A Coruña

Encuentran un cachalote varado en la costa gallega por culpa de un vaso de plástico

El animal fue encontrado por el CEMMA y la necropsia apuntó que la causa de su muerte fue ingerir un vaso de plástico. Junto al animal, encontraron una cría que también acabó falleciendo en A Coruña (Galicia)

El pasado jueves, la Coordinadora para o Estudio dos Mamíferos Mariños (CEMMA) de Galicia informó de la aparición de una hembra de cachalote pigmeo (Kogia Breviceps) varada muerta en la costa de Malpica (A Coruña). La necropsia realizada al animal determinó que la causa de su muerte fue un vaso de plástico que había ingerido, causándole lesiones y heridas en el estómago.

El animal fue encontrado por un voluntario del CEMMA, y descubrió que iba acompañado de una cría de cachalote, por lo que dió aviso la Coordinadora para proceder a su cuidado y poder atender a la cría, pero finalmente también acabó falleciendo a pesar del dispositivo que se había formado entre la CEMMA y los servicios del ayuntamiento de Malpica.

En un comunicado a través de sus redes sociales, la CEMMA indicó que "durante la necropsia de la madre se comprobó la presencia de un vaso plástico en el estómago que había causado lesiones en la pared. Ante la ausencia de ninguna otra evidencia o problema observable a simple vista, y a la espera del análisis histopatológico, esas lesiones y las consecuentes molestias pudieron haber sido la causa del varamiento".

No es habitual ver este tipo de mamíferos en las costas gallegas, sin embargo, desde CEMMA han indicado que en los últimos 30 años de estudio, suelen registrar aproximadamente un avistamiento anual. La última vez, fue a principios de noviembre cuanto un cachalote fue evacuado de la Ría de Vigo y liberado a la altura de las islas Cíes.

Actualmente hay millones de toneladas de residuos plásticos en el mar, que llegan y que luego son arrastrados por las corrientes marinas, pero que los afectados son las especies marinas que viven en ese ecosistema, ya que son los animales los que corren el riesgo de enredarse con los plásticos que flotan en el mar o los ingieren porque los confunden con peces pequeños, como en el caso de las tapas de botellas.