Fuga de presos

Dos presos se fugan durante una excursión al Palacio Real de Aranjuez

Aprovecharon la parada en un restaurante para escapar. Ambos reclusos se encuentran en busca y captura

Foto de archivo de una cárcel

Foto de archivo de una cárcelPixabay

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La Policía Nacional está buscando a dos presos que se fugaron el pasado miércoles mientras se encontraban en una excursión fuera del centro penitenciario de Aranjuez, conocido como Madrid VI. La fuga se produjo durante una comida, según han detallado fuentes sindicales.

Al parecer, se trataba de una visita guiada que realizaban más de una decena de internos para ver el Palacio Real y comer un restaurante de la zona. Durante la comida, dos internos, de segundo grado, aprovecharon para salir al exterior del establecimiento y fugarse. La directora de la prisión estaba presente en el restaurante cuando se produjo la huida.

Tras conocerse la noticia, el sindicato mayoritario de trabajadores penitenciarios 'Tu Abandono Me Puede Matar' (TAMPM) ha solicitado más medios y personal para ampliar la plantilla en las instituciones penitenciarias del país para evitar que hechos como este vuelvan a suceder. "Somos los grandes abandonados del Ministerio del Interior. No somos considerados agentes de la autoridad y nos jugamos la vida en acto de servicio durante nuestras jornadas laborales", denunciaron recientemente desde la organización sindical.

Aprovecha la visita al Thyssen para escapar

Lo cierto es que no es la primera vez que ocurre algo similar. El pasado año otro recluso del centro penitenciario de Madrid III Valdemoro se escapó durante una visita al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

La huida fue posible porque el grupo de internos se desplazó en autobús hasta la capital. Una vez allí fueron andando hasta la entrada del museo, pero antes de iniciar la visita algunos internos entraron al servicio y cuando salieron uno de sus compañeros no estaba.

Al cargo de los presos iban dos terapeutas pertenecientes a una ONG "que nada pudieron hacer para evitar la fuga".

El interno, al que le quedaba "bastante" para cumplir su condena, trabajaba en los talleres, un puesto al que sólo acceden los que tienen buen comportamiento.

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