Sumisión química

Dos mujeres denuncian haber sufrido pinchazos en una discoteca de Bilbao

Las dos víctimas se desplazaron a un centro sanitario para someterse a los pertinentes análisis.

Pinchazos en el Arenal Sound

Pinchazos en el Arenal SoundArchivo

Publicidad

La Ertzaintza ha abierto una investigación tras la denuncia de dos mujeres que habrían sufrido pinchazos de sumisión química en una discoteca de Bilbao. El ataque se habría producido sobre las 4:30 horas del viernes en la discoteca Back Stage, donde las dos víctimas sintieron un pinchazo y a continuación sufrieron cierto malestar. Las dos jóvenes acudieron a un hospital donde fueron atendidas y se les realizaron unas analíticas.

La Ertzaintza está investigando una docena de pinchazos a mujeres registrados en los últimos 15 días en recintos festivos y espacios de ocio de distintas localidades vascas y en ninguno de ellos se han encontrado restos de inoculación de sustancias tóxicas. El Departamento de Seguridad ha informado de que estos son los doce casos que por el momento están contrastados por el personal sanitario como pinchazos y se han registrado en los municipios vizcaínos de Bilbao, Santurtzi, Etxebarri y Zierbana, el guipuzcoano de Zarautz, y en la capital alavesa

En todos los casos la víctima permanecía en un entorno festivo o de ocio nocturno, notó un pinchazo, principalmente en brazo o pierna, y posteriormente comenzó a sentirse indispuesta (mareos, somnolencia).

¿Qué es la sumisión química?

Esta práctica consiste en subministrar a una persona, sin su consentimiento, un tipo de sustancia con efectos psicoactivos, con el objetivo de modificar su estado de consciencia, su comportamiento o anular su voluntad.

Dónde y qué se inyecta

El lugar más común donde se producen los pinchazos es en la pierda o el brazo. Normalmente o que inyectan es éxtasis líquido o algún tipo de anestésico que va rápido por la sangre y a los pocos minutos las víctimas se empiezan a sentir mareadas, a perder el equilibrio o a tener náuseas, aunque no se suele perder ni la memoria ni el habla.

Publicidad