Andalucía
La desesperación de José Manuel tras 3 años conviviendo con miles de abejas
Se ha formado una colmena en la fachada de su vecino que da directamente a su casa, lo que supone un peligro para la vida de personas y animales.
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José Manuel Aguilera vive en el municipio granadino de Salar y desde hace 3 años convive rodeado por miles de abejas sin que nadie le escuche y ni le dé una solución. En la fachada lateral de la casa de su vecino, que da directamente a su vivienda, se formó hace tres años una colmena de abejas, que con la llegada del buen tiempo salen a diario y rodean su casa.
Las abejas que se han instalado en torno a su casa no le dejan vivir tranquilo. José Manuel tiene un 76% de discapacidad reconocida y padece artrosis. Le vendría muy bien para su enfermedad salir a diario a tomar el sol pero no puede hacerlo. El patio y la terraza de su casa está invadida de abejas.
Pero esto no le afecta solo a él, también a su familia, que no pueden ni siquiera salir a tender la ropa o darse un baño en la piscina en verano, hasta donde bajan de forma constante a beber agua.
Se han cebado con su perro
No es agradable pensar que cada vez que sale de casa puede encontrarse con la picadura de algunos de estos insectos, siendo además alérgico a ellas. En alguna otra ocasión José Manuel ha tenido que acudir a un centro hospitalario de urgencias por la picadura de abejas. Pero no solo a atacan a los humanos, estos insectos tan peligrosos, pero tan importantes a la vez por su papel en la polinización de las plantas, se han cebado también con su perro, a quien han tenido que llevar al veterinario para que le suministre antihistamínicos por el daño provocado por las picaduras ante una reacción alérgica que pudo poner en peligro su vida.
El alcalde de Salar, Armando Moya, asegura que la Policía Local ya se ha puesto en contacto con el vecino al que pertenece la fachada en la que están instalados los insectos. Insiste en que los bomberos las van a retirar y que el propietario se ha comprometido a repellar la pared en cuanto acaben los trabajos.
La única solución definitiva ante este problema que sufre José Manuel sería que actúe un apicultor, no solo sería suficiente con la retirada de la colmena porque al año siguiente podría formarse otra. Si no se limpia en profundidad, las abejas se pueden meter por el agujero de la antena o entre los ladrillos.
Mientras espera una solución que desde hace 3 años no llega, José Manuel y su familia siguen viviendo con miedo a diario en su casa de Salar.
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