Halloween
Cómo explicar a un niño Halloween, un canto a la violencia y al terror: "A la muerte habría que darle un espacio aparte"
¿Cómo procesa el cerebro de un niño que haya un día en el que la sangre, el terror, la violencia, y la muerte no se condenen sino que se festejen?.

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Stephen King escribió que "los monstruos y los fantasmas son reales. Viven dentro de nosotros y a veces ganan". En una semana en la que se romantiza la muerte y se endulza la violencia, no está de más preguntarse si Halloween es realmente una fiesta o es el culto al mal que el resto del año intentamos condenar.
Los orígenes de esta fiesta pagana nada tienen que ver con calabazas o caramelos. Lo que las historias cuentan desde la cultura celta es que Halloween debe su existir a lo que en aquella época se llamó samhain.
Los druidas eran los sacerdotes en la cultura celta, sin embargo, su poder no quedaba limitado por la religión. Su autoridad se extendía al ámbito jurídico, educativo, social y en ocasiones político. Eran también los encargados de adivinar el futuro en las entrañas del hombre. Aseguran los antepasados que la creencia de que la única protección frente a la muerte era entregar una vida a cambio los lleva a convertirse en hacedores de sacrificios humanos. Y estos sacrificios se realizaban sobre todo durante el samhain.
El samhain era uno de los cuatro festivales que se realizaban al inicio de las estaciones. En este en concreto, se honraba el final de la cosecha y la bajada de los rebaños a los pastos invernales.
"De aquellos barros vienen estos lodos" y con mucha literatura y colorido, hoy ese oscurantismo asesino se ha tornado en un homenaje al más allá. Pero ¿somos todos capaces de digerir la sangre, la violencia y el terror de la misma forma? ¿Qué valores les estamos transmitiendo a nuestros pequeños cuando los disfrazamos de parca y los armamos con una guadaña?
Violencia y sangre apta para niños
Desde la Newsletter de Antena 3 Noticias reflexionamos sobre el tema con Teresa Armesto Ortega, psicóloga y neuropsicóloga: "Yo creo que depende un poco del foco. Quizás el foco no tendría que estar puesto en la fiesta de Halloween, sino en como los adultos, la sociedad y demás formamos a estos niños o le vamos dando pautas para que su desarrollo sea de una forma o de otra".
Y es que cualquier cuchillo mal utilizado se convierte en un arma, mientras que con las pautas correctas no deja de ser una útil herramienta. De ahí que en Halloween, como en el resto de momentos, haya que dar prioridad a escuchar al pequeño, acompañarlo y validar sus sentimientos.
La experta apunta también que es "importante en estos casos, tener en cuenta la edad que tienen. Si niños muy pequeños están expuestos a estímulos de terror, de miedo, que sus cerebros todavía no están preparados para procesar, quizás sus cerebros sientan más miedo" en una ocasión como la que se celebra el último día de octubre.
De ahí que Teresa Ernesto insista en que lo fundamental es acompañar: "Si el niño no quiere disfrazarse, no hay ningún problema, quizás no quiera disfrazarse, pero quiera salir a pedir chuches, o quizás quiera disfrazarse de mariposa y salir así a pedir chuches, tampoco habría ningún problema".
En una época en la que el bullying se ha convertido en la primera lacra de los centros escolares, nos preguntamos si el hecho de festejar actos violentos y el dar miedo puede disfrazar también la maldad que se esconde tras los comportamientos de acoso. La experta no lo cree. "Creo que son temas independientes. Creo que el bullying es un tema más a nivel educacional y que va por otro camino y que si padres profesores dan pautas buenas y trabajan más esa parte no tiene por qué verse repercutido en Halloween".
Pero, ¿qué extraña atracción sienten algunas personas por el terror? "El miedo es una respuesta adaptativa que en muchas ocasiones nos avisa de si estamos en peligro, o nos hace estar en alerta, pero a nivel de terror muchas veces fiestas como estas lo que hacen es que las personas puedan sentir emociones más intensas de una manera controlada, que no tiene exposición a los peligros. También creo que puede tener una función un poco más social, al final tener experiencias de miedo en conjunto hace que el grupo se una más".
Quizás deberíamos enfocar Halloween como una oportunidad para explicar a los más pequeños lo natural de la muerte, pero a este respecto Teresa Armesto apunta: "Es un poco independiente. Si estas fiestas ayudan a que el niño pueda reflexionar sobre la muerte y de él surge esa necesidad pues no hay problema. Pero creo que a la muerte habría que darle un espacio a parte para poder hablar de ella".
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