Incendios

Los cerezos extremeños que han salvado a los bosques del incendio de Jarilla

Los cerezos del Valle del Jerte y del Valle de Ambroz han conseguido salvar a muchos de los bosques que los rodean. Han actuado de cortafuegos, aunque lo hayan pagado con su vida al arder.

Fernando Barbero: sus cerezos actuaron de cortafuegos en Gargantilla

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Acompañamos a Fernando Barbero a sus fincas de cerezos situadas en los altos de las cumbres de Gargantilla, en Cáceres. Es difícil llegar, están junto al puerto de Honduras que se calcinó en el gravísimo incendio de Jarilla. Ese puerto presenta un aspecto de paisaje lunar completamente arrasado, pero, extrañamente, en las laderas cercanas se observa como se detiene la negrura y surge el bosque de nuevo.

Algo tenía que haber parado el fuego en esa zona. Y ese algo no es otra cosa que los cerezos de Fernando. Los cerezos, según nos cuenta Fernando Barbero, agricultor de Gargantilla, han actuado de cortafuego, impidiendo que las llamas siguieran su avance hacia su pueblo, al que han salvado. Los cerezos son frutales, con hojas mucho más húmedas y jugosas que las coníferas y que otras especies de árboles más inflamables. Por eso han conseguido detener las llamas.

Los cerezos están más hidratados

Lo malo, según nos cuenta Fernando, es que lo han logrado, pero ha perdido muchos de ellos que ya no volverá a recuperar. Nos cuenta que esos árboles tenían 13 o 14 años. Si quiere que vuelvan a producir, tiene que extraer los quemados, replantar otros y esperar unos nueve años a que salgan cerezas. Pero Fernando tiene 57 años: esperar a los 66 para recoger los primeros frutos ya no le renta: abandonará estos cerezos. Y según nos lo dice, se le saltan las lágrimas.

Su hija Shaila, que nos acompaña, expresa también su tristeza y su impotencia: si nos hubieran dejado limpiar más el monte, podríamos haberlo evitado. Ella lleva yendo desde niña a la cosecha de la cereza, a ayudar a sus padres a coger ese tesoro de Extremadura. Pero la próxima primavera aquí estos cerezos ya no florecerán. Lo harán muchos otros que han sobrevivido. Y merecerá la pena viajar a Extremadura para verlos y para comprar las cerezas que produzcan. Para ayudar a los extremeños en tiempos difíciles. Y porque, si las lluvias son generosas pero suaves, la ceniza servirá de abono y puede haber una buena cosecha con cerezas más deliciosas que nunca.

Las lluvias podrían arrastrar las cenizas a los embalses y ríos

El miedo es que la lluvia que llegue sea torrencial y las escorrentías arrastren el material quemado a embalses y ríos. Y está a punto de entrar una DANA. Otra vez dependiendo de la naturaleza. Pero no se apuren, no: las gentes del campo no se rinden tan fácilmente. Y menos aún los extremeños, que fueron capaces de viajar al otro lado del planeta hace 500 años y conquistar otro mundo. Con la paciencia del que trabaja la tierra, con la solidaridad de los que visitemos sus tierras y compremos sus cerezas: saldrán adelante.

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