LUDOPATÍA

Carlos, jugador rehabilitado: "Empecé a los 16 de broma y acabé empañando las cosas de casa"

Según datos del Plan Nacional sobre drogas, un 25% de los jóvenes de entre 14 y 18 años practica algún tipo de juego de azar. Los expertos avisan, hay videojuegos que incluso pueden fomentar la ludopatía en niños de 11 y 12 años.

Encontré ludopatía y lujo hortera en el casino

Encontré ludopatía y lujo hortera en el casinoT.O

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A sus 24 años, Carlos habla con la madurez de quien ha vivido experiencias complicadas. Con la valentía de quien ha decidido dar un paso adelante para superarlas. Y con la serenidad de quien está a punto de llegar al final del camino. En tres semanas termina su terapia y podrá decir ya que es un ex jugador de juegos de azar.

“Yo empecé a los 16 - 17 años en las apuestas deportivas”, nos cuenta. “Echando unas monedas el fin de semana, después ya pasas a la semana, en el bar con los amigos como de broma”, recuerda. La broma se convirtió en adicción y antes de que pudiera darse cuenta estaba robando cosas en su casa para venderlas, buscando lo que fuera para empeñar y pidiendo microcréditos. “Mentir, robar, una y otra vez, lo que hiciera falta para conseguir dinero”, explica. Su relación con su madre se convirtió en un infierno y comenzó a alejarse de su familia. Tocó fondo, por suerte, relativamente rápido. “Tengo una deuda que podría decir que es asumible, aquí hay gente con situaciones tremendamente complicadas”.

”Robar, mentir, lo que hiciera falta para conseguir dinero”

Ese “aquí” se refiere a AGAJA, la Asociación Gallega de Jugadores Anónimos. Una institución que cada vez recibe más perfiles como el suyo. “Siguen siendo varones en su mayoría, pero si antes eran ya de cierta edad y sobre todo enganchados a las tragaperras, ahora son más jóvenes y con un problema con las apuestas”, explica Juan Lamas, director terapéutico de AGAJA y también director técnico de FEJAR, la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados.

Las cifras hablan por sí solas. Un 5% de los adolescentes entre 14 y 18 años en España presentarían una relación problemática con el juego según datos del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. Preocupan, sobre todo teniendo en cuenta que los juegos de azar están prohibidos en menores de edad. Hay máquinas de apuestas en cafeterías, salones de juego al lado de parques o colegios y, en general, una normalización que los expertos consideran muy peligrosa. “Hemos cambiado los cines o los locales sociales donde se reunían los jóvenes por salas de apuestas, hay ciudades en las que es especialmente sangrante la proliferación”, explica Juan Lamas desde la sede de AGAJA en Vigo.

Allí fue a donde llegó Carlos, completamente perdido. Un camino que años antes había recorrido David. En su caso las tragaperras fueron su perdición. “Yo un día le eché la vuelta del café a la máquina y tuve la mala suerte de que me tocó”, relata. A partir de ahí entró en la espiral. “Ganas un premio y podrías pagar las deudas y dejarlo ahí, pero no. Vuelves a jugar a ver si ganas más. Vuelves a perderlo todo, te sientes de lo peor, pero al rato estás ya pensando cómo volver a conseguir dinero”. Un bucle infinito que le llevó a vender la maquinaria de la empresa de su padre y a perder tantos miles de euros que casi perdió la cuenta. Acabó viviendo en el coche y al borde del suicidio. Pero se recuperó. “Hay muchas asociaciones en este país que hacen una gran labor, hay que pedir ayuda porque de esto se puede salir”. Él escribió un libro Diario de un Ludópata, para tratar de servir de tabla de salvación para quien se encuentre en el hoyo. “Sé que a mucha gente le ha ayudado, sentirse comprendido ayuda”.

”El cerebro de los jóvenes no está preparado para recibir tantos estímulos”

Reflexionando con David sobre la situación actual no tiene dudas, las cosas están peor. “Es que ahora está el juego presencial y también el online. A todas horas y sin que nadie te vea puedes jugar. Para los jóvenes es mucho peor”, considera. Lamas coincide: “No es que el online sea peor, el presencial también porque no siempre se piden los permisos y está ahí al alcance, a los jóvenes se lo meten en todas partes“, denuncia. “Además ellos, a determinadas edades, aún no están preparados para recibir ciertos estímulos, no tienen herramientas para afrontarlos, su cerebro aún se está formando y es mucho más peligroso”.

Carlos, desde la proximidad que le da la edad, pone sobre la mesa otro problema importante, las conductas peligrosas que fomentan algunos videojuegos: “Pagar para obtener ciertos beneficios en un juego es también ludopatía. Yo sé de chavales de 11 y 12 años que le cogen la tarjeta al padre para comprar un personaje o cosas así, parece una tontería pero no lo es”. Es, muchas veces, la manera de generar ese deseo, esa necesidad, esa dependencia. En definitiva, esa adicción. Desde FEJAR recuerdan que tienen un teléfono, el 900.200.225 disponible a cualquier hora para atender a quien lo necesite.

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