En Galicia, sobre todo en verano, hay fines de semana con más de 200 verbenas, un fenómeno propio de este territorio que genera más de 5.000 empleos directos las más de 300 orquestas registradas, y muchos miles más si hablamos de empleos indirectos. Ahora, muchos de estos profesionales han tenido que reinventarse para superar una crisis en la que aseguran sentirse abandonados.
En pleno camino a convertirse en patrimonio cultural inmaterial de Galicia, la verbena ha tenido que parar en seco, y con ella los miles de profesionales que cada año se dejan la piel para llenar de luz, color y música cada rincón de la geografía gallega.
La categoría de Bien de Interés Cultural de Galicia les garantizaba una mayor protección, justo lo que ahora les falta más que nunca. “Estamos totalmente abandonados”. José Carlos, saxofonista; Jorge, batería; Ana, cantante o Naiara, también cantante, coinciden en que su sector está totalmente olvidado y por ello, los afortunados que han tenido la ocasión, se han reinventado.
“Después de 42 años sobre los escenarios, ahora soy ‘busero’, traslado personas mayores a un centro de día”. Asegura que fue duro, “perdí 10 kilos en el cambio, de los nervios”, pero da gracias de seguir en activo. Lo mismo le ocurre a Jorge, compañero de Juan Carlos en la Orquesta Los Satélites, “ahora conduzco un camión hormigonera, pero cuando tu vida es la música es muy difícil dejarlo”.
De cantante a maquilladora
Ana trabaja en una peluquería y piensa en enfocar su carrera hacia el mundo del maquillaje, pero no por gusto, “echo de menos cantar, más que nada en el mundo, pero hay que seguir tirando para delante, aunque espero que la cosa mejore y poder volver”.
Lo mismo le ocurre a Naiara, otra de las cantantes de la Orquesta Cinema, “no es justo lo que le está pasando al mundo de la orquesta, llevamos un año a 0, hemos tenido que tirar de ahorros, en el caso de que los tuvieras, y cualquier perspectiva futura de estudiar algo con ese dinero o lo que fuese, se fue, olvídate ya”.
Por ahora la situación continúa siendo muy negra, y saben que este año ese es el panorama, pero confían en que más pronto que tarde todo vuelva a su sitio. “La verbena es un movimiento cultural y va a volver, nadie pudo acabar con él”. Que así sea, lo antes posible,