Galicia

Año y medio encarcelada injustamente por un crimen que no cometió

Una joven gallega sigue sufriendo las secuelas del tiempo en prisión pese a que ya se ha archivado la investigación contra ella.

Prisión

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Leticia Sanabria murió por asfixia en septiembre de 2021, a sus 28 años, en la vivienda en la que residía de O Barco, en Ourense. El 11 de septiembre, esta mujer que ahora ha quedado en libertad y que además era amiga de la víctima era la encargada de la limpieza del hogar, recibió la llamada de la compañera de piso de Leticia. Le informaba de que la había encontrado fallecida.

Acudió a la vivienda de la joven y llamó al 112. Horas después supo que ella y la persona con la que Leticia compartía hogar se habían convertido en las únicas sospechosas.

Conoció que estaba siendo investigada pero le restó importancia pensando que se trataba del procedimiento habitual, pero entonces un análisis preliminar de las antenas de telefonía constataron que su teléfono móvil había cambiado aquella noche de lugar. Fue encarcelada días después, el 18 de noviembre de 2021. "Ahí empezó su pesadilla", afirma su letrado, Ricardo Orbán.

Se defendió entonces que estas dos mujeres orquestaron el crimen conjuntamente y el calvario se prolongó durante 18 meses. "Ella, aunque ya está en libertad, no está bien. Le cuesta salir a la calle, no quiere que se la vea y su vida ha cambiado totalmente", explica Ricardo Orbán. Además de las secuelas psíquicas que le ha dejado todo el proceso, las consecuencias económicas siguen pesando.

Fue determinante la labor de este abogado para que el 26 de mayo de 2023 quedase en libertad y para que ya a inicios de este año la jueza decretase el sobreseimiento provisional de la investigación contra ella. ¿Cómo lo hizo Ricardo?

Han sido numerosas las pruebas que ratificaban la versión de esta mujer, ella no había salido de casa esa noche: grabaciones de cámaras de vídeo, testigos que corroboraron sus palabras y, por encima de todo, una aplicación móvil.

La herramienta se llama Salud y es propia de los teléfonos de la marca Apple. Con ella se puede acceder a todos los movimientos que se hacen, cuántas escaleras se suben o bajan y se desglosa la información, además, por franjas horarias. "Es una prueba irrefutable que no se puede manipular", agrega Ricardo Orbán. Además, el letrado pudo probar que la madrugada del crimen una de las antenas de telefonía de la localidad cayó y el teléfono, automáticamente, se conectó a otra pese a permanecer en el domicilio de la mujer.

Esta joven está ahora en libertad, tras año y medio de calvario, pero con una pena que aun pesa.

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