Vital, dulce y cariñosa. Así se intentaba mostrar en su perfil de redes sociales Ana Julia Quezada, la detenida y principal sospechosa de la muerte de Gabriel Cruz.
Esta mujer dominicana de 43 años trataba de proyectar una imagen cariñosa con la familia de Gabriel durante su búsqueda, pero su entorno asegura que la relación entre ambos no era buena y que el pequeño llegó incluso a decir que ojalá nunca volviera de Santo Domingo.
Los expertos apuntan a que de momento el único móvil que se puede barajar son unos "celos enfermizos" o que "le estorbaba el niño". Unos celos que le impedían consolidar su relación de poco más de un año con el padre de Gabriel.
Precisamente el padre del pequeño era el nexo de unión con su exmujer, con la que se ha mostrado unido y cariñoso durante los 12 días de búsqueda.
"Ella razona cuáles son sus objetivos y cualquier cosa que pueda interferir son obstáculos que tiene que ir reduciendo", indican los expertos, que hablan además de una persona psicopática que no entiende de emociones.
"Es una persona fría, calculadora, que pretende conseguir sus objetivos a costa de lo que sea y que no tiene ningún tipo de escrúpulo en quitarlo de en medio", indican.
El experto en comunicación no verbal José Hermida examina la actitud de Ana Julia, de quien dice tiene "un carácter pétreo en el que no se puede distinguir la terrible emoción que debería estar exhibiendo".
Dura, fría, calculadora y muy controlada. Según los expertos esa ha sido la actitud de la detenida desde que se supo la desaparición del niño y sólo algunos gestos han delatado su nerviosismo.
Analizan sus gestos y sus apariciones públicas junto a los padres de Gabriel. Uno de los ejemplos que ponen es el momento en el que Ana Julia saca la lengua para humedecerse los labios: "Cuando estamos nerviosos la boca se seca, entonces lo que se hace para evitar esa sensación de sequedad" es sacar la lengua.
Indican también que en una de las imágenes que aparece junto a su pareja, el padre de Gabriel, su rostro brilla mientras que el de Ángel Cruz no, lo que indica que hay un exceso de sudor que incluso hace que se le resbalen las gafas por la nariz.
Los labios apretados de Ana Julia son otro síntoma. "Dando a entender sin querer que tiene información reservada y que no quiere transmitir", explica Hermida.
Respecto a su gesto de fruncir el ceño, se debe a que "necesita saber", por eso lo hace cuando escucha a un agente de la Guardia Civil. "Está prestando muchísima atención para ver qué información tiene esa persona".