Tos de las perreras

Mucho cuidado si este verano escuchas a tu perro toser: podría ser la tos de las perreras

Si tu perro tose y no sabes el motivo, podría tratarse de la tos de las perreras. La veterinaria y cofundadora de Veterinalia Almudena Redondo, advierte que es más común de lo que parece, y puede contagiarse en numerosos sitios. En el parque, guarderías, residencias caninas... allá donde encontremos un grupo de perros, la enfermedad también puede estar presente.

Tos de las perreras

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El mes de agosto es fecha de vacaciones. Hacemos maletas, buscamos playa, montaña o simplemente un lugar donde descansar. Pero a veces, nos toca dejar a un miembro de la familia atrás. En algunos destinos no siempre podemos llevarnos a nuestros perros, y es por eso que tenemos que recurrir a guarderías o residencias caninas. Y aunque estén bien cuidados, hay algo a lo que sí están más expuestos: la tos de las perreras. Es muy común, pero no por eso debemos quitarle importancia.

¿Qué es la tos de las perreras?

Se trata de una enfermedad respiratoria muy contagiosa que se transmite entre perros, sobre todo cuando están en grupo. De ahí su nombre. Suena más técnico como traqueobronquitis infecciosa canina, pero lo más habitual es reconocerla por lo que provoca: una tos seca, insistente, a veces con arcadas, como si nuestra mascota quisiera expulsar algo que no termina de salir.

Lo explica muy bien Almudena Redondo García, veterinaria y cofundadora de Veterinalia: "Los síntomas principales que tiene es una tos seca que suele ir acompañada de una arcada final. A veces da la sensación de que el animal se está ahogando o tiene un cuerpo extraño porque quieren expulsar algo después, pero no es así".

Esta enfermedad puede estar causada por un virus (como el de la parainfluenza) o por una bacteria muy conocida entre los veterinarios, la Bordetella bronchiseptica. Y aunque en la mayoría de los casos se resuelve sin complicaciones, hay que prestar atención.

¿Cuándo hay más riesgo?

La realidad es que el riesgo está presente durante todo el año, pero hay épocas donde es más fácil que se propague. El invierno, por ejemplo, porque usamos más espacios cerrados y hay menos ventilación. Aunque también el verano, como señala Almudena Redondo: "Hacemos más uso de las guarderías porque nos vamos de vacaciones. Es más fácil que se pueda contagiar la enfermedad". Es decir, no importa tanto el clima como el contexto: cuando los perros conviven con otros, el riesgo aumenta.

¿Qué síntomas debemos vigilar?

  • Tos seca y persistente
  • Arcadas (como si intentara vomitar)
  • Estornudos, mocos o secreción ocular
  • Vómitos de espuma blanca (en algunos casos)
  • Y si va a más: apatía, fiebre, jadeos, o pérdida de apetito

Si aparecen estos últimos, es muy importante consultar con un veterinario. Aunque no es habitual que esta enfermedad vaya a más, hay que tener cuidado. Redondo advierte: "Si tenemos una infección bacteriana secundaria al virus o tenemos una infección bacteriana no tratada con antibiótico, si se nos puede complicar y podría derivar en una gluconeumonía o en una neumonía".

¿Hay tratamiento?

Sí hay tratamiento, pero depende de la causa y de cómo se encuentre el perro. Si es bacteriana, puede requerir antibiótico. Si no, con antiinflamatorios suele ser suficiente. En algunos casos se necesita hacer un cultivo para saber con certeza de qué se trata.

Ojo a este dato: también es posible prevenirlo a través de una vacuna. Aunque no es infalible, puede reducir bastante la gravedad y duración de los síntomas si se contagia. "Hay varios tipos de vacuna (intranasales, inyectadas...). Pregunta a tu veterinario de confianza cuál es la que más le interesa a tu perro", recomienda la veterinaria.

Además, si sabes que hay algún brote en tu barrio o en la residencia donde lo vas a dejar, mejor prevenir: limita el contacto con otros perros. Y en épocas frías, Redondo nos ofrece una recomendación: protégeles la garganta con una bufandita o un pañuelo.

La tos de las perreras no suele ser grave si se detecta a tiempo, pero tampoco es algo para dejar pasar. Es molesta, contagiosa y, si se complica, puede afectar de verdad a la salud de tu perro. Así que si este verano lo notas toser raro, como seco, como si tuviera algo en la garganta… no lo ignores. Más vale prevenir que curar. Porque ellos siempre están ahí para nosotros, qué menos que cuidarlos como se merecen.

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