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Coronavirus

Las mascarillas de cobre y zinc que acaban con el coronavirus

Además de ser una barrera contra el coronavirus, las mascarillas de cobre y zinc lo destruyen y evitan la contaminación cruzada, una opción muy interesante en situaciones como la vuelta al cole.

Dónde guardamos la mascarilla contra el coronavirus o qué hacemos con ella cuando no la estamos utilizando es uno de los principales problemas a la hora de llevar mascarillas es . Los expertos recuerdan que lo ideal es guardarla en un lugar donde la superficie no pueda contaminar el entorno. Para ello recomiendan, por ejemplo, un sobre de papel.

Esta también ha sido la preocupación de muchos padres para la vuelta al cole. De entre los tejidos que se encuentran en el mercado se encuentra una aleación de cobre y zinc. "Lo que hace básicamente es que cuando inhalas o exhalas, todo se destruye, tanto bacteria como hongos", señala Antonio Rodríguez, responsable de Cooptech, y añade de que "los virus son desactivados".

Esto quiere decir que esta mascarilla no sería solo una barrera, sino también una solución contra virus y bacterias.

En cualquier caso, además de la mascarillas no se debe olvidar nunca la higiene de manos y, sobre todo, la higiene social.

¿Cómo funciona la mascarilla?

Cuando los virus entran en contacto con la tela, la célula microbiana que está cargada negativamente se destruye, lo que conduce a la destrucción permanente del microorganismo. A diferencia de las soluciones basadas en metales pesados, como plata, zinc y cobre, se ha descubierto que esta nueva tecnología es segura tanto para la piel como para los pulmones.

Según se explica en la página web, la mascarilla consta de tres capas que brindan cinco niveles de protección. Además, la tecnología Livinguard destruye continuamente y permite a los usuarios reutilizar la máscara durante seis meses, hasta 210 veces sin comprometer la seguridad o la eficacia.

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