Hace días que se ha dado la orden de que permanezcamos en casa. Y eso tiene un motivo. La propagación del coronavirus solo se frena si se reducen al mínimo las posibilidades de contactos. Esto se evidencia muy claramente en una infografía que ha realizado el diario norteamericano The Washington Post.
Si uno de los puntos marrones, al que llamaremos Alejandro, tiene coronavirus pero sigue con su rutina como si nada, vemos cómo contagia a su familia, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo. Al poco tiempo su entorno y el entorno de su entorno ya están contagiados. En una imagen más cercana, en cualquier calle sería una persona contagiando a muchas.
Pero ¿qué pasa si solo se permite salir a la calle a una persona de cada cuatro? Efectivamente, se propaga más lento.
Este gráfico del Washington Post va mas allá. Un mayor distanciamiento social mantiene a las personas aún más sanas, y se las puede mantener alejadas de los lugares públicos eliminando su atracción. “Controlamos las ganas de estar en espacios públicos cerrando espacios públicos. Italia está cerrando todos sus restaurantes. China está cerrando todo, y nosotros también estamos cerrando cosas ahora ”, dijo Drew Harris, investigador de salud comunitaria y profesor asistente de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Thomas Jefferson. “Reducir las oportunidades de reunión ayuda a la gente a respetar la ‘distancia social”.
Es lo que se consigue si la mayoría se queda en casa. El contagio es más lento y aunque se pueda prolongar algo más en el tiempo se consigue mantener a más personas sanas. Y así se conseguiría frenar la famosa curva.