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La infección sexual más común y silenciosa y la vacuna que no todos conocen

Quizá nunca hayas oído hablar de él o pienses que no va contigo, pero el Virus del Papiloma Humano (VPH) es la infección de transmisión sexual más común: afecta al 80% de las personas sexualmente activas a lo largo de su vida. En la mayoría de los casos no provoca síntomas y el organismo lo elimina sin ayuda, pero ciertos tipos pueden causar verrugas genitales o derivar, años después, en distintos tipos de cáncer ¿Qué papel juegan la vacunación, la información y el diagnóstico precoz en esta lucha? ¿Podemos aspirar a erradicar el cáncer asociado al VPH?

Médicos en el pasillo de un hospital

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El Virus del Papiloma Humano -VPH- no solo es común: también es escurridizo. Puede que no de síntomas. Puede que desaparezca solo. Pero también puede provocar lesiones que deriven en tumores. El VPH es un virus mucho más presente de lo que se cree y, sin embargo, poco conocido fuera del ámbito médico. Se transmite por contacto sexual, incluso sin penetración simplemente por contacto piel con piel en zonas no cubiertas por el preservativo, y en muchas ocasiones sin que nadie sepa que está ahí. De ahí que sea tan difícil de frenar una vez que comienza a circular en la población. Aunque su nombre no sea tan conocido como el del VIH o la hepatitis, su impacto en la salud pública es enorme.

"La erradicación total del cáncer causado por el VPH es poco probable", advierte la doctora Victoria Nartallo Penas, del Servicio de Control y Prevención de Enfermedades de la Dirección Xeral de Saúde Pública en Galicia. "La transmisión del virus es altamente eficiente y las vacunas no son terapéuticas, es decir, no curan infecciones ya existentes y no cubren todos los tipos oncogénicos". Aun así, añade Nartallo Penas, "es posible reducir la incidencia del virus hasta niveles mínimos y eliminarlo como problema de salud pública".

Una hoja de ruta clara: vacunar, detectar, tratar

A pesar de sus limitaciones, la vacuna contra el VPH ha demostrado ser una herramienta clave en la prevención de varios tipos de cáncer. La Organización Mundial de la Salud lo tiene claro: eliminar el cáncer de cuello de útero como problema de salud pública es posible si se siguen tres pasos concretos y coordinados a nivel global.

Las metas son ambiciosas, pero alcanzables: vacunar al 90% de las niñas antes de los 15 años, asegurar que el 70% de las mujeres se sometan a pruebas de detección de alta precisión antes de los 35 y nuevamente antes de los 45, y garantizar tratamiento adecuado para el 90% de las mujeres con lesiones precancerosas o con cáncer invasivo.

No es solo cosa de mujeres

Aunque el cáncer de cuello de útero es el más visibilizado, el VPH también puede causar cánceres en hombres: de pene, de ano o de garganta. En algunos de estos casos, además, el diagnóstico suele llegar tarde, lo que complica su tratamiento. "El VPH es causa de una parte importante de patología oncológica propia del varón, como el cáncer de pene, o de ambos sexos, como el cáncer de ano o del área otorrinolaringológica, si bien estos últimos son claramente más prevalentes en el sexo masculino", recuerda la doctora Nartallo. De ahí la importancia de extender la vacunación a toda la población adolescente, independientemente del sexo.

Una vacuna para todos

Vacunar antes de que se inicien las relaciones sexuales —en la etapa de la preadolescencia— permite ofrecer la máxima protección frente al virus. Administrar la dosis tanto a chicas como a chicos no solo protege individualmente, sino que contribuye a frenar la circulación del VPH en toda la población.

"Una inmunización temprana brinda una protección óptima antes de la edad de inicio de las relaciones sexuales, maximizando la efectividad de la vacunación y contribuyendo a disminuir la transmisión del VPH", subraya la doctora Nartallo.

Informarse y romper mitos para ganar salud

Uno de los principales obstáculos para avanzar en esta lucha es la desinformación. Todavía existe la creencia errónea de que el virus solo afecta a los genitales. La realidad es que también puede encontrarse en la boca, la garganta o el ano, y causar allí lesiones de gravedad.

Otro error común es creer que el uso del preservativo basta para evitar el contagio. Si bien reduce significativamente el riesgo, el VPH puede transmitirse por contacto con zonas de piel no cubiertas por el látex. Es decir, no hay protección absoluta sin vacunación.

Una decisión que cambia el futuro

Si bien la erradicación completa del cáncer causado por el VPH es complicada, el camino hacia su control efectivo es claro y está al alcance de los sistemas de salud y de la ciudadanía. La vacunación, la detección precoz y el tratamiento son las tres patas de una estrategia que puede salvar miles de vidas.

El VPH no es un virus lejano ni minoritario. Es una amenaza real que puede combatirse.

Informarse, vacunarse, participar en los programas de cribado y desmitificar el virus son los pasos que pueden cambiarlo todo. Porque cuando la ciencia nos ofrece las herramientas, la responsabilidad de usarlas es nuestra.

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