El estrés y la depresión pueden afectar a la efectividad de la vacuna contra el coronavirus

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Vacuna coronavirus

El estrés, la depresión y los hábitos poco saludables pueden afectar a la efectividad de la vacuna contra el coronavirus

Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Ohio, el estrés y la depresión pueden afectar a la efectividad de la vacuna contra el coronavirus.

Un estudio de investigadores de la Universidad Estatal de Ohio (Estados Unidos), publicado en la revista 'Perspectives on Psychological Science', demuestra que el estrés, la depresión y lo hábitos poco saludables, afectan a la respuesta inmune de las vacunas contra el coronavirus restándoles efectividad.

Dichos investigadores señalan que en 49 estudios de vacunas en seres humanos, que datan de hace 30 años, documentaban que el estrés, la depresión y los hábitos poco saludables pueden afectar negativamente la respuesta inmunitaria del cuerpo a la vacunación, y que la mejora de estos hábitos podría hacer justo lo contrario, mejorar la respuesta.

En los estudios se demostraba cómo la respuesta inmune a algunas vacunas, como la de la hepatitis B o la de la neumonía neumocócica, disminuía cuando los sujetos del estudio estaban sometidos a altos grados de estrés, como, por ejemplo, en el caso de estudiantes universitarios en pleno proceso de exámenes. Estos hallazgos hacen pensar a los investigadores que estos factores también podrían afectar por igual a la vacuna contra el coronavirus.

También, estudios adicionales en su laboratorio mostraron que las personas con depresión experimentaron efectos secundarios después de vacunarse como malestar e irritabilidad durante un período de tiempo más prolongado que las personas que no sufrían depresión.

Mejorar la alimentación, dormir y hacer ejercicio podría mejorar la respuesta inmunitaria

Informan que hay datos recientes de todo el mundo que documentan mayores síntomas de depresión, ansiedad e insomnio durante el confinamiento. Por ello, apuntan que manejar el estrés a través del ejercicio y la meditación, dormir lo suficiente, reducir el consumo de tabaco y mejorar nuestra alimentación en el momento de la vacunación, "podría influir en cómo responden nuestros cuerpos".

"Si podemos abordarlos ahora, cuando la mayor parte del mundo aún no ha recibido la vacuna, tendremos la oportunidad de hacer que nuestra respuesta a la vacuna sea más rápida, más sólida y duradera", dice Annelise Madison, primera autora del artículo y estudiante de posgrado en psicología clínica en la Universidad Estatal de Ohio.