Coronavirus

5 años del principio del fin: así volvió España a la normalidad tras el Covid

España afrontaba el final de 2020 sumida en una situación inédita. Tras meses de confinamientos, restricciones de movilidad y estados de alarma, el COVID-19 seguía golpeando con fuerza hospitales y residencias. Las UCI estaban al límite, el personal sanitario exhausto y la población vivía entre la prudencia y el cansancio emocional.

Una mujer recibe una vacuna contra el covid-19

Publicidad

La vacuna llegó a España el 26 de diciembre de 2020 desde Bélgica, en una operación logística discreta pero histórica. Las primeras dosis aterrizaron en un cuartel de la Guardia Civil en Lerma (Burgos) y fueron trasladadas a un centro logístico en Guadalajara, desde donde se distribuyeron al resto del país. Aquella pequeña caja, escoltada y vigilada, simbolizaba mucho más que un medicamento: era el inicio de una estrategia nacional que, por primera vez en meses, ofrecía una salida tangible a la crisis sanitaria.

Entre la confianza y la sospecha: el debate social

La rapidez con la que se desarrollaron las vacunas generó un debate intenso entre la ciudadanía. Para muchos, la inversión masiva, la colaboración científica internacional y los controles sanitarios garantizaban su seguridad. Otros, sin embargo, miraban el proceso con recelo, temiendo que se hubieran acortado plazos esenciales. Mientras una parte de la población estaba decidida a vacunarse cuanto antes, otra prefería esperar, observar los efectos o incluso rechazarla, reflejando un clima de duda comprensible tras meses de miedo y desinformación.

La mayor campaña de vacunación de la historia

La vacunación se desplegó como una operación sin precedentes en España. Estadios de fútbol, grandes superficies, centros de salud, hospitales y pabellones deportivos se transformaron en puntos de inmunización. La campaña avanzó por fases, comenzando por residentes en centros de mayores y personal sanitario, seguida de colectivos vulnerables, profesionales esenciales y, progresivamente, por rangos de edad descendentes. La imagen de largas colas ordenadas y brazos arremangados se convirtió en símbolo de un esfuerzo colectivo para protegerse y proteger a los demás.

Política, reproches y un país dividido

La llegada de la vacuna no apagó la tensión política; al contrario, la intensificó. El Gobierno defendía la gestión y hablaba del “principio del fin”, mientras la oposición denunciaba errores, improvisación y uso propagandístico de la vacunación. Las discrepancias se trasladaron al debate público, alimentando la crispación en un momento de máxima sensibilidad social. Con el paso del tiempo, y desde la perspectiva actual, aquella etapa se recuerda como un reflejo de un país sometido a una presión extrema, donde la urgencia sanitaria convivió con una profunda polarización política.

Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad en nuestro perfil de Google.

Publicidad