Thordis Elva y Tom Stranger

Publicidad

PRETENDEN CONCIENCIAR SOBRE EL CONSENTIMIENTO

Una víctima y su violador se reúnen 20 años después para contar su historia

"La gratitud que sentía hacia él se convirtió en horror cuando se quitaba la ropa y se me ponía encima. Mi cabeza se había aclarado, pero mi cuerpo estaba demasiado débil para defenderse, y el dolor fue cegador. Creí que estaba siendo partida en dos. Con el fin de mantenerme cuerda, contaba en silencio los segundos de mi reloj despertador. Y desde aquella noche, he sabido que hay 7.200 segundos en dos horas".

Thordis Elva tenía 16 años cuando fue violada por su novio, por el chico en el que ella más confiaba, un australiano de 18 años, Tom Stranger. Él estaba en Islandia haciendo una especie de Erasmus cuando conoció a Thordis. Apenas llevaban un mes juntos cuando, después del baile de Navidad de la escuela, él la acompañó a casa, lo que ella recuerda como "un cuento de hadas" en una charla TED, pero posteriormente, él la forzó a mantener relaciones sexuales "la gratitud se convirtió en horror".

"Era como un cuento de hadas, sus fuertes brazos me rodeaban y me colocaron en la seguridad de mi cama. Pero la gratitud que sentía hacia él, de pronto se convirtió en horror mientras procedía a quitarse la ropa y ponerse encima de mí. Mi cabeza se había aclarado, pero mi cuerpo todavía estaba demasiado débil para defenderse, y el dolor fue cegador. Creí que estaba siendo partida en dos. Con el fin de mantenerme cuerda, contaba en silencio los segundos de mi reloj despertador. Y desde aquella noche, he sabido que hay 7.200 segundos en dos horas", explica.

Tras el suceso, ella se culpaba a sí misma, mientras que él se autoconvencía de que no había sido una violación. Han tenido que pasar 20 años para cerrar la herida y que ambos quedaran, después de estar ocho años enviándose cartas.

Ahora, conscientes de lo que ocurrió, y después de hablarlo y meditarlo, ambos dan charlas para concienciar sobre el consentimiento. En ellas, Thordis recuerda su sentimiento de culpabilidad y el tiempo que tuvo que pasar hasta que se sintió con fuerza para levantar la cabeza. Sufría ataques de nervios constantes, hasta que un día se decidió a escribir a Tom.

"Vivo en un mundo donde a las niñas se les enseña que son violadas por una razón. Su falda era demasiado corta, su sonrisa era demasiado amplia, su aliento olía a alcohol. Y yo era culpable de todas esas cosas. Me llevó años darme cuenta de que sólo una cosa podría haber evitado ser violada esa noche. Y no era mi falda, o mi sonrisa, no era mi confianza infantil. La única cosa que podría haber impedido ser violada habría sido que el hombre que me violó hubiera parado", apunta.

Tras ambos atreverse a quedar, quedaron en un punto intermedio entre Islandia y Australia: Sudáfrica. Allí pasaron una semana juntos, donde hablaron de lo que sentían y cómo había afectado a sus vidas lo ocurrido. Como resultado de la quedada, ambos han escrito un libro sobre su experiencia compartida, 'South of forgiveness'.

La conferencia en TED ambos la terminaron con un recordatorio: "Ya es hora de que dejemos de tratar la violencia sexual como un asunto de mujeres. La mayoría de casos de violencia sexual contra hombres y mujeres está perpetrada por hombres. Y sin embargo, sus voces no están lo suficientemente representadas en esta discusión de manera profunda. Pero todos son necesarios. Imaginad el sufrimiento que podríamos aliviar si nos atrevemos a hacer frente juntos a este problema".

Publicidad