UCRANIA-RUSIA
Ucrania responde al bombardeo de Odesa que dejó ocho muertos y ataca por primera vez a un petrolero ruso en el Mediterráneo
La ofensiva rusa del pasado viernes contra la ciudad de Odesa se ha convertido en el detonante inmediato de una respuesta ucraniana.

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La guerra en Ucrania ha dado un salto cualitativo que va más allá del frente terrestre. El ataque ruso lanzado el pasado viernes por la noche contra la ciudad de Odesa, que ha dejado al menos ocho muertos y 27 heridos, se ha convertido en el detonante inmediato de una respuesta ucraniana sin precedentes: el primer ataque confirmado contra un petrolero ruso en aguas del mar Mediterráneo.
Según el último balance del Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania, el bombardeo ruso alcanzó varios vehículos, entre ellos un autobús, así como garajes e infraestructuras próximas a la zona. El gobernador regional, Oleg Kiper, nada más terminar el bombardeo dijo que "el enemigo ha vuelto a atacar masivamente la infraestructura portuaria con misiles balísticos". Las víctimas mortales, hombres de entre 20 y 62 años, se suman a una lista que sigue creciendo mientras los equipos de emergencia trabajan bajo constantes alertas aéreas.
Primer ataque ucraniano a un petrolero ruso en el Mediterráneo
Pocas horas después, Kiev elevaba el pulso del conflicto al ámbito marítimo y energético. Ucrania llevó a cabo un ataque con drones contra el petrolero ruso Qendil en el Mediterráneo, a más de 2.000 kilómetros de su frontera. La operación, atribuida a la unidad de élite ‘Alpha’ del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), supone un hito en la estrategia ucraniana al golpear directamente los intereses económicos de Moscú lejos del teatro de operaciones habitual.
El buque, de unos 250 metros de eslora, sufrió daños graves que impedirán su uso en el futuro. Aunque se encontraba vacío en el momento del ataque —lo que evitó un posible desastre medioambiental—, el mensaje político y militar es claro. Desde Kiev sostienen que Rusia utiliza estos petroleros para esquivar las sanciones internacionales, por lo que los consideran objetivos “legítimos” dentro del marco del Derecho Internacional.
Este ataque no es un hecho aislado. Llega después de que Ucrania reivindicara acciones contra otros buques rusos en el mar Caspio y contra una plataforma petrolera, en lo que parece una campaña coordinada para debilitar la logística y los ingresos energéticos del Kremlin. Una estrategia que coincide con el endurecimiento de las sanciones europeas contra la llamada ‘flota fantasma’ rusa, una red de casi 600 embarcaciones destinadas a sortear las restricciones a la exportación de crudo.
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