El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inició el martes formalmente la campaña para su reelección con un discurso más centrado en airear viejas pugnas que en proponer un programa para su segundo mandato, aferrado todavía al mensaje populista y apocalíptico que le llevó al poder en 2016.
Trump ya ha recaudado 25 millones de dólares para su campaña en solo 24 horas. En su primer perfiló su presidencia como una lucha por sus votantes bajo el constante "asedio" de la "clase política", y advirtió de que votar por la oposición demócrata en 2020 equivaldría a respaldar "el socialismo radical y la destrucción del sueño estadounidense".
El acto era una mera formalidad, porque Trump tramitó los papeles para presentarse a la reelección el primer día de su presidencia, en 2017, y se ha mantenido en perpetua campaña hasta ahora. Cuatro años después de bajar las escaleras mecánicas de la Torre Trump en Nueva York para anunciar su primera campaña presidencial, el mandatario repitió las mismas ideas que ha expresado en 550 mitines desde entonces, sin que sus seguidores parecieran esperar algo distinto.
Trump solo mencionó de pasada el nombre de dos de sus potenciales rivales demócratas en 2020, Joe Biden y Bernie Sanders, y en cambio citó una decena de veces a la que fue su contrincante del partido rival en 2016, Hillary Clinton, mientras sus seguidores coreaban "¡enciérrenla!", igual que hace tres años.
También arremetió contra la prensa y contra los "trece demócratas enfadados" que, a su juicio, conformaron el equipo del fiscal especial Robert Mueller, que investigó la presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016. "Los demócratas están guiados por el odio, los prejuicios y la ira. Quieren destruirles a ustedes, y quieren destruir a nuestro país como ustedes conocen", alertó Trump a sus votantes.
El mandatario defendió que su sorprendente elección en 2016 supuso un repudio de la "clase política permanente que se enriqueció a expensas" de su base de votantes, y aseguró que está combatiendo a los grupos de presión y los intereses especiales en Washington, a pesar de que muchos de ellos han prosperado bajo su mandato.
Si al anunciar su campaña en 2015 Trump llamó "criminales" y "violadores" a los inmigrantes que llegaban desde México, en este discurso advirtió de que "la migración ilegal masiva" promete "cortar el camino hacia el sueño estadounidense" a los ciudadanos "más vulnerables" de su país.
Trump insistió en su voluntad de "deportar a los inmigrantes" indocumentados y acabar con las "ciudades santuario" que los protegen, y pidió ayuda para elegir "un Congreso republicano" y "crear un sistema seguro, moderno y legal de inmigración". El mandatario repasó algunas medidas de su primer mandato, como sus recortes fiscales a las empresas, su revés a medidas de protección del medio ambiente, su salida de acuerdos internacionales como el del clima de París o el pacto nuclear con Irán, y su arremetida contra "décadas de políticas comerciales calamitosas".
Después de prometer que "Estados Unidos nunca será un país socialista", Trump presumió de haber luchado contra esa forma de Gobierno en Latinoamérica. "Apoyamos al pueblo de Cuba y Venezuela en su justa lucha por la libertad", subrayó Trump.