Casa Blanca

Trump cumple uno de sus sueños más excéntricos: construirá un salón de baile de 8.400 m² en la Casa Blanca

El salón, que costará 200 millones de dólares, lo pagará el propio presidente y podrá albergar hasta a 650 invitados

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Donald Trump, conocido por su gusto por la opulencia, continúa marcando su sello en la Casa Blanca, esta vez con la construcción de un majestuoso salón de baile en las instalaciones presidenciales que reflejará su visión de lujo y grandeza.

Con un espacio de 8.400 metros cuadrados y capacidad para 650 personas, el nuevo salón, que también servirá para banquetes, estará decorado en su totalidad con detalles dorados y un diseño en blanco, siguiendo la estética que ha caracterizado todos sus proyectos.

La obra se llevará a cabo a partir de septiembre, como parte de los esfuerzos de Trump por dejar huella durante su segundo mandato. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, subrayó que la financiación no dependerá de los contribuyentes, ya que tanto Trump como otros donantes privados se han comprometido a cubrir los costes, que rondan los 200 millones de dólares.

Críticas al salón de baile de Trump

El presidente, entusiasmado con la iniciativa, se mostró confiado en que el nuevo salón "va a ser precioso, lo mejor de lo mejor". Sin embargo, la decisión no ha sido bien recibida por algunos sectores.

El gobernador de California, Gavin Newsom, hizo un irónico comentario en X comparando la iniciativa de Trump con las fiestas de los poderosos en 'Los juegos del hambre': "La Casa Blanca se complace en anunciar que el Capitolio está creando un gran salón de baile para fiestas opulentas", escribió.

El futuro de este extravagante salón sigue siendo un tema de debate, mientras se espera ver qué personalidades serán las primeras en pisar su dorada pista de baile cuando el proyecto se termine.

La estética de Trump

Este no es un caso aislado, puesto que el presidente ya lleva un tiempo mostrando su obsesión por remodelar la Casa Blanca a su gusto.

En abril, enseñó orgulloso el escritorio Resolute, usado por Lincoln, Kennedy y Obama, tras una restauración que él mismo encargó. "Este es el escritorio Resolute. Acabo de hacerlo restaurar", decía con una sonrisa cargada de satisfacción.

También quiso cambiar el césped del Rose Garden, porque decía que no funcionaba bien con la lluvia y perjudicaba a las mujeres que llevaban tacones. "La hierba no funciona, se empapa… y la gente, las mujeres con los tacones…"

En otra ocasión, Trump apareció con una pala dorada para arrancar un árbol histórico de 200 años y plantar uno nuevo porque "le gustaba más". "Ahora tenemos un árbol muy bonito en la Casa Blanca", sentenció.

Mientras el mundo entero presencia un panorama internacional en conflicto, Trump parece más enfocado en alimentar su narrativa de "limpieza" interior y pulir su legado estético.

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