Reiniero Maccinelli, el sastre del Papa que tiene preparadas tres sotanas de diferentes tallas: "Creo que una le quedará bien"

Mientras los cardenales deliberan en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo sucesor de San Pedro, todo está preparado para el momento inmediato a la elección. En ese proceso, hay una figura importante que espera detrás de bastidores: el sastre del Papa.

Reiniero Maccinelli es el responsable de confeccionar las sotanas blancas que se guardan en la llamada 'sala de las lágrimas', la sacristía donde el pontífice electo se viste por primera vez como Papa. Sin conocer aún su identidad ni sus medidas exactas, Maccinelli ha dejado preparadas tres sotanas en tallas distintas. Como él mismo afirma, "el día que salga al balcón, creo que una le quedará bien, casi bien, si no perfecta".

Maccinelli ha sido el sastre de los últimos tres papas: Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Sobre los gustos personales de cada uno , recuerda que para Francisco eligió "una tela normal, no demasiado cara ni valiosa". Si el nuevo Papa es elegido esta misma tarde, será vestido con una de estas sotanas y saldrá al balcón central de la Basílica de San Pedro para su primera bendición como nuevo líder de la Iglesia.

Joan Paredell, organista emérito de la Capilla Sixtina

Otra de las figuras importantes son los músicos, Joan Paradell, organista emérito de la Capilla Sixtina, ha acompañado con su música momentos históricos del Vaticano, como los cónclaves y la histórica renuncia de Benedicto XVI. "He tocado para tres papas", recuerda, y destaca la emoción de vivir el cónclave desde el altar: "Todo el clima que se vive es tan particular… es una de esas cosas que se quedan guardadas dentro de uno mismo".

Durante los cónclaves, explica, la música acompaña momentos cruciales como el juramento de los cardenales. "En esas partes el coro canta música fija, pero lo que toca el organista se improvisa". Paradell era también "el último en salir de la Capilla Sixtina", justo antes del "extra omnes".

Uno de sus recuerdos más fuertes es la renuncia de Benedicto XVI: "Nadie lo sabía… cuando lo anunció en latín, vi a los cardenales mirarse sin creerlo. Nunca olvidaré ese momento". Sobre las preferencias musicales, comenta que "Benedicto tocaba muy bien el piano y pidió alguna pieza concreta". Con Francisco, dice, "teníamos más libertad, siempre dentro de la liturgia".

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