Cuevas
El récord de Milutin Veljkovic y los 28 años escondido de Shoichi Yokoi: otras historias de gente en cuevas como la de Beatriz Flamini
La deportista y aventurera extrema Beatriz Flamini ha logrado hacerse con el récord de Milutin Veljkovic tras pasar 500 días aislada en una cueva.
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Milutin Veljkovic es el serbio al que Beatriz Flamini ha arrebatado el récord Guinnes. Veljkovic consiguió hacerse con el premio en 1970, un premio que ahora pertenece a Beatriz Flamini tras haber permanecido durante 500 días aislada y sin contacto con el mundo en el interior de una cueva de Motril, Granada, a 70 metros de profundidad.
La historia de Milutin Veljkovic
Fue en 1969 cuando el joven serbio de 34 años decidió pasar 15 meses en una cueva. Ocurrió en Samar, al sureste de Serbia, en una caverna que medía unos 2 kilómetros. En ese momento estaba compitiendo con un francés que tenía el récord mundial Guinness por aquel entonces. El francés había pasado 109 días en una cueva y Milutin no sabía si lograría triunfar.
Él no vivió en la cueva solo: Velkjovic compartió la experiencia con una docena de gallinas, patos y un cachorro. Tampoco estuvo en auténtico aislamiento: una radio le mantenía en contacto con el mundo exterior.
Tras 464 días de aventura, el serbio salió de la cueva y Milutin fue muy bien recibido por sus compatriotas. Caminó entre la multitud emocionado con su larga barba y cabello. Después de todo lo vivido, escribió un libro titulado 'Bajo el cielo de Piedra', en el que contó cómo fue su día a día.
28 años escondido en una cueva
Esta historia nos recuerda a la del famoso soldado japonés Shoichi Yokoi, que estuvo escondido 28 años en una caverna. Luchó en la segunda batalla de Guam durante la Guerra del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial. Con la guerra contra los estadounidenses perdida, los soldados que sobrevivieron decidieron esconderse.
La guerra acabó meses después, pero Yokoi, sin saber la noticia, continuó en su refugio durante años. Logró sobrevivir cavando un refugio subterráneo, tejiendo ropa con fibras de cáscara de coco y fabricando trampas para camarones con juncos.
Compañeros y familiares le dieron por muerto hasta que en 1972 fue encontrado por unos cazadores. Tenía 57 años y estaba convencido de que su vida corría peligro. Al parecer, hasta trató de quitarle a uno de los hombres su rifle, pero tras un cuarto de siglo sobreviviendo en la cueva, Yokoi se encontraba bastante débil.
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Los cazadores lo llevaron a una comisaría cercana para que relatara su historia. Le contaron la pérdida de la guerra y que había acabado hacía años. Voló a su país y Japón lo aclamó a su llegada. Una vez en su tierra, le bautizaron como el soldado que nunca se rindió.
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