Caso Kennedy
¿Por qué ni la CIA ni el FBI vigilaron a Oswald? ¿Cómo pudieron matarle en una comisaría llena de policías?
Las incógnitas que siguen sin resolverse sobre el caso Kennedy.
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Han pasado seis décadas desde aquel fatídico 22 de noviembre de 1963, cuando el presidente John Fitzgerald Kennedy fue asesinado por Lee Harvey Oswald en Dallas, Texas. A lo largo de estos años, la versión oficial publicada de la Comisión Warren ha sido cuestionada en varias ocasiones, y las sombras de la duda continúan proyectándose sobre este oscuro episodio de la historia estadounidense.
Lo más sorprendente es la muy limitada profundidad de las investigaciones realizadas por los organismos oficiales, especialmente en lo que se refiere a posibles conspiraciones.
A pesar del evidente conflicto entre Kennedy y la CIA, los investigadores apenas indagaron en la posibilidad de una conspiración interna. ¿Es creíble que ni la CIA ni el FBI mantuvieran vigilado a un individuo como Oswald, el asesino, que se había ido a la Unión Soviética en plena Guerra Fría? ¿Es creíble que alguien, sin ayuda, pudiera matar a Oswald en la comisaría donde estaba detenido, con aquel lugar lleno de policías?
Además, se pasó por alto la amenaza constante que lanzaba la ultraderecha racista en los estados del sur, que había dirigido repetidas advertencias hacia el presidente. La falta de búsqueda de información en este sentido plantea cientos de interrogantes.
Otro aspecto intrigante es la ausencia de investigación de posibles conexiones con la Unión Soviética o Cuba. A tan solo dos años del intento de invasión en Bahía de Cochinos y un año después de la crisis de los misiles de Cuba, ¿no deberían haberse investigado posibles vínculos en el asesinato?
La figura de Oswald levanta muchas sospechas. ¿Realmente era Oswald tan buen tirador como para dar en el blanco con precisión dos veces en poco más de un instante contra un objetivo en movimiento, y teniendo que recargar el arma? La versión oficial afirma que actuó solo, pero la idea de que alguien sin ayuda pudiera matar a Kennedy parece difícil de creer.
Nadie tiene pruebas irrefutables para ofrecer una interpretación completa e incuestionable de lo que sucedió. Muchos testigos han fallecido y miles de documentos siguen clasificados, alimentando la especulación y las teorías conspiranoicas.
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Es arriesgado afirmar rotundamente la existencia de más de un tirador. También que Oswald actuó solo y sin órdenes de nadie. La versión oficial, aunque probablemente contenga elementos que son ciertos, deja cabos sueltos que siembran la duda y la desconfianza en la explicación oficial del caso. A medida que el tiempo avanza, la verdad sigue sin salir a la luz, manteniendo la intriga que rodea la muerte de uno de los presidentes más queridos de Estados Unidos.
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