Suicidio

Unos padres piden cambiar la ley tras el suicidio de su hija de 18 años

La joven murió tras la cancelación de una cita médica; su familia reclama poder ser informada en casos graves de salud mental.

Material de quirófano

Material de quirófanoPablo.buffer

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Jessica Glasser, una joven de 18 años que soñaba con ser auxiliar veterinaria, falleció en mayo de 2025 tras un largo historial de acoso escolar que, según su familia, dejó secuelas profundas en su salud mental. Sus padres, Mary y David Glasser, aseguran que desconocían la gravedad de la situación y ahora exigen una reforma legislativa que permita a los progenitores acceder a información médica cuando existan riesgos graves.

"Podría haberla salvado si hubiera sabido lo que le contó al médico", afirma su madre, que sostiene que el sistema sanitario no debió excluirles en una situación tan delicada. "Esto no debería haber pasado. Hay lecciones que deben aprenderse", declaró Mary al medio BBC.

En Irlanda del Norte, la normativa vigente permite que, a partir de los 16 años, los pacientes decidan qué información médica se comparte. En menores de esa edad, corresponde al médico valorar si pueden dar su consentimiento. Para los padres de Jessica, este marco legal deja sin recursos a las familias que podrían actuar a tiempo.

"Entiendo que existe la confidencialidad médica, pero no dejas de ser padre porque tu hijo cumpla cierta edad. Creo que los padres deberían ser informados en determinados casos", afirmó Mary a Belfast Live.

Una cita médica cancelada, el punto de inflexión

Jessica había acudido a su médico de cabecera en diciembre de 2024, cuando todavía tenía 18 años, y había solicitado ayuda por su estado anímico. Una consulta con un especialista en salud mental estaba programada para enero de 2025, pero fue cancelada por una baja imprevista y nunca se reprogramó.

Sus padres aseguran que solo conocieron la profundidad de sus problemas después del fallecimiento. "Estamos destrozados cada día. Era nuestra estrella brillante, hermosa", expresó Mary. "Los padres, los médicos de cabecera y los equipos de salud mental deben trabajar juntos, incluso cuando el hijo es mayor de edad".

Jessica, nacida en Londonderry, Irlanda del Norte, había sufrido acoso escolar durante su infancia. "El bullying se quedó con ella durante años. Nunca nos lo dijo porque no quería hacernos daño", explicó su padre. "Era trabajadora, maravillosa", añadió.

Desde pequeña, Jessica había mostrado vocación por el cuidado animal. A los tres años, decía querer ser veterinaria. Antes de fallecer, trabajaba en una clínica mientras cursaba sus estudios. Pocos días después de su muerte, uno de los veterinarios del centro contactó a la familia para ofrecerle un lugar en el curso de Nivel 2 y una posible plaza. "Perderla es devastador. Saber que no podrá cumplir su sueño nos rompe el corazón", dijo su padre.

El centro de salud implicado ha declinado hacer declaraciones, alegando confidencialidad, aunque expresó "profunda simpatía" hacia la familia.

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