Alcoholismo

Un paciente alcohólico recibe por primera vez un chip que inhibe su impulso de beber

El paciente sufre alcoholismo desde hace más de 15 años. Los expertos esperan que el implante acabe con el impulso de beber durante cinco meses

Implantan un chip que inhibe el impulso de beber a un paciente alcohólico

Implantan un chip que inhibe el impulso de beber a un paciente alcohólico Pixabay

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Un hombre de 36 años y nacionalidad china que sufría problemas de alcoholismo desde hace 15 años se ha convertido en la primera persona a la que se le implanta un chip diseñado para inhibir la necesidad de consumir alcohol.

A mediados de abril el paciente, que consumía diariamente casi un libro de licor, se sometió a esta operación, que duró pocos mintuos, en el marco de un ensayo clínico supervisado por el exvicepresidente de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU, Hao Wei, según indica el diario hongkonés South China Morning Post.

Los expertos esperan que el implante acabe con el impulso de beber durante cinco meses.

¿Cómo funciona?

El dispositivo libera en el organismo naltrexona, una sustancia usada normalmente en tratamientos contra la adicción para prevenir futuras recaídas. Tras la intervención el paciente ha señalado que espera "disfrutar de una vida libre de alcohol".

Alcholismo en cifras

Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha arrojado datos reveladores sobre las consecuencias del alcoholismo a nivel mundial. Según la institución, el consumo de alcohol "es un factor causal en más de 200 enfermedades, traumatismos y otros trastornos de la salud".

De la misma forma, indica el organismo, está asociado con el riesgo de desarrollar problemas de salud como "trastornos mentales y comportamentales e importantes enfermedades no transmisibles como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares".

Entre los factores que más influyen en su consumo, la OMS apunta al nivel de desarrollo económico, la cultura, las normas sociales, la disponibilidad de alcohol y la aplicación de políticas sobre el alcohol y de medidas para velar por su cumplimiento. "Los efectos adversos para la salud y los daños que producen determinados niveles y pautas de consumo de alcohol son mayores en las sociedades más pobres", reconoce la entidad.

En este sentido, la OMS explica que "si bien no existe un único factor de riesgo dominante, cuantos más factores vulnerables converjan en una persona más probable será que desarrolle problemas relacionados con el alcohol como consecuencia de su consumo".

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