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UNA GARRAPATA LE PRODUJO PARÁLISIS
Olli, el perro al que una estudiante en prácticas de veterinaria le salva la vida cuando lo iban a sacrificar
Olli es uno de las protagonistas de esta historia. Este perro de diez años de raza Sheltie ha estado al borde de la muerte, sin embargo, un gesto de consuelo le ha salvado la vida. Los propietarios de Olli Al y Joelle son unos auténticos amantes de los animales y durante esta década han viajado de la mano de su can a todas partes.
La última excursión que hicieron, sin embargo, ha estado a punto de costarle la vida a Olli. Tras disfrutar unos días en el río Umpqua y en Oregon, esta familia regresó a su hogar en Portland y comenzaron a notar que su perro se movía muy lentamente y no se encontraba bien. De hecho, Olli llegó a perder el apetito y sólo comía cuando sus dueños le daban el pienso en la mano.
Preocupados acudieron a su veterinario habitual que no dudó en hacerle toda suerte de pruebas: Ninguna de ellas consiguió explicar qué le ocurría a Olli y viendo que no había solución y que cada vez empeoraba más el animal, sus dueños tomaron la dolorosa opción de sacrificar a Olli para terminar con su dolor.
En la clínica veterinaria todo estaba preparado para despedir a Olly y fue en ese momento cuando se obró el milagro. De la mano de Neena, una estudiante en prácticas, Olli tuvo una nueva oportunidad.
Neena estaba consolando al perro antes de que le pusieran la inyección y según cuenta el bolg del centro veterinario en cuestión, DoveLewis, en una de esas caricias la joven notó un bulto sospechoso. Se trataba de un tipo de garrapata que cuando entra en contacto con la sangre del can produce parálisis.
Neena relata a DoveLewis que "nunca había visto un caso de este tipo". Cuando avisó al resto de profesionales decidieron rapar el cuerpo entero de Olli y tras extirparle la garrapata avisaron a sus dueños de que si realmente esta era la causa de la enfermedad en tres días el animal debería de mejorar.
All y Joelle relatan a DoveLewis que su sorpresa fue mayúscula cuando esa misma noche Olli, por sus propios pies, los despertó con el ruido de sus pezuñas en el suelo de madera. Hoy en día Olli es un perro feliz.
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