Nueva York ha vivido el aniversario más politizado y controvertido del 11-S, con una ciudad dividida entre una mayoría que aboga por el respeto a la libertad religiosa, y quienes consideran una ofensa que se abra un centro islámico a sólo dos manzanas de la zona cero.
"En un día como hoy no podemos callarnos ante el mensaje de odioe intolerancia que estamos enviando. Lo más apropiado seríatransmitir la idea de unidad y respeto", defiende Sara Flounders, la activista que lideró la convocatoria de una de la múltiplesmanifestaciones celebradas en pro y en contra de ese proyecto.
Aunque estas convocatorias han atraído a miles de personas cerca de donde se prevé levantar el polémico centro, en general discurrían sin incidentes de relevancia y los participantes se mantenían separados por barreras montadas por la Policía de Nueva York.
Por un lado, un número creciente de personas reclamaban concánticos y carteles que se respete la libertad de credo, por encima de cualquier polémica, y que se frene la supuesta "ola antiislámica" que se vive en Estados Unidos.
Por otro, miles de personas, muchas con camisetas y pañuelos dela bandera estadounidense y al grito de "No a la mezquita de la zona cero", argumentaban que los responsables del centro deberían elegir cualquier otro lugar, y mantenían acaloradas discusiones sobre lo que se debe hacer para evitar su construcción tan cerca de donde hace nueve años murieron más de 2.700 personas.
"Es como darnos con su bandera en la cara. No podemos consentirque se nos metan hasta aquí mismo, es una falta de respeto", gritaba uno de los manifestantes.
De las 2.752 víctimas contabilizadas en Nueva York 1.123 aúnsiguen sin haber sido identificadas, lo que explica que para muchos familiares la zona cero sea lo más parecido al cementerio de los seres queridos que perdieron hace nueve años.